Pocos habrán olvidado la controversia suscitada en torno a la saga clásica de La Guerra de las Galaxias, y de como su creador y máximo responsable, George Lucas, hizo lo indecible por sustituir las películas originales por las ediciones especiales lanzadas veinticinco años después, plagadas éstas de retoques digitales de gusto cuando menos discutible; según su criterio, aquéllas no reunían los niveles de perfección que la trilogía merecía.
Pero este no fue el único caso: hoy día, hallar una copia original de su ópera prima es literalmente imposible. ¿Puede -debe- un cineasta modificar su propio legado cultural durante décadas? Como muestra, un botón: hoy, en nuestros Clásicos del s. XX, hablamos de THX 1138, tanto la original como su director’s cut. ¡Espero vuestras opiniones! 😉
Una forma con cualquier otra de conseguir revitalizar algo. En el fondo, escudado en el perfeccionismo, otra forma de conseguir una nueva vida para el producto. Al fin y al cabo, todo o casi todo es marketing, Saludos