Si es que me lo olía… ¡si es que lo veía venir! Por fin me he animado a ver Django desencadenado, la última de Quentin Tarantino, y a Dios gracias que no pasé por taquilla ni pasé este suplicio en una sala de cine, sino con la comodidad del formato doméstico. ¿Dos horas y tres cuartos para este festín de violencia, sangre, malos (y escasos) chistes y un guion trufado de errores históricos? Para que luego digan de los relojes de Quo Vadis…
En fin, que Tarantino no me la vuelve a dar con queso. Piqué con los dos Kill Bill, piqué con Malditos bastardos y he vuelto a picar en esta. Ni una más… [leer crítica]