Probablemente, esta sea la crítica cinematográfica más personal de cuantas haya escrito. Pero es que La lista de Schindler, film que descubrí con apenas quince años -esa edad imberbe es la que tenía cuando se estrenó esta indiscutible obra maestra, hace ahora veinte años- , me marcó de manera muy especial, ya que si bien la insólita crueldad que se mostraba no daba lugar a ningún tipo de concesiones, me demostró cuán grande podía ser el arte cinematográfico, más allá de las dimensiones de la pantalla.
Steven Spielberg regalaba al mundo una impagable pieza magistral, aplaudida por crítica y público por igual, objeto de estudio y debate tanto en escuelas de cine como en colegios e institutos. El último film clásico de un Hollywood colosal que, en las últimas dos décadas, sólo ha sabido plagiarse a sí mismo con su hipnótica pátina digital… [leer más]