Que nadie se lleve a engaño: la nueva película de Spike Jonze no rompe los esquemas ni los convencionalismos del cine romántico. Es más, sigue sus reglas a pies juntillas, con la peculiaridad, eso sí, de que uno de los protagonistas es un sistema operativo…
¿Transgresor o revolucionario? Como distopía futurista que retrata la soledad del individuo en un mundo plenamente tecnificado e interconectado, funciona bastante bien; como relato pseudofilosófico y sentimental, creo que no aporta nada que no hayan teorizado ya otros autores de ciencia-ficción literaria y cinematográfica… [leer crítica]