La primera entrega de Cómo entrenar a tu dragón (Dean DeBlois & Chris Sanders, 2010) se ha ido revalorizando con el paso del tiempo, gracias a su desefado, su frescura y su muy juvenil y dinámico sentido de la aventura. La secuela que llega ahora a la cartelera, dirigida ya en solitario por Dean DeBlois, posee muchas virtudes y pocos defectos, pero es verdad que aunque divierte y entretiene tanto como su antecesora, no apasiona tanto como aquélla, quizá a merced de la evidente pérdida del factor sorpresa… [leer crítica]