Villamayor de Santiago es una pequeña localidad de unos tres mil habitantes, ubicada en plena mancha conquense entre la afamada Alcarria de Cela, la Serranía de Cuenca y la Mancha más cervantina de Ciudad Real y Toledo, tal y como expone la web municipal. Una villa de reconocido pasado medieval que hoy día es epicentro de multitud de rutas arqueológicas y culturales.
Confieso que hasta hace unos meses, jamás oí hablar ni de Villamayor ni de su Festival Europeo de Cortometrajes. ¿Fueron ellos los que me encontraron a mí en Twitter, o les encontré yo primero? Da igual; pero después de bucear un poco en la página de este «festival pequeñito con ganas de ser grande”, Mariam y yo hemos decidido ir a descubrirlo en primera persona.

Lo primero que llama la atención es el nutrido grupo de jovencísimos colaboradores y voluntarios que conforman la columna vertebral del FEC, quienes, capitaneados por Javier Alonso –un sufrido pero entusiasmado director del festival a quien he tenido el placer de conocer y con quien he charlado no poco durante estos días- , trabajan con ahínco, tesón y entusiasmo. El resultado sorprende gratamente a quien acude por primera vez, no sólo por el inusitado despliegue técnico durante las dos noches de Sección Oficial –la segunda, por cierto, retransmitida en directo multicámara y por streaming a través de las redes- , sino por la excelente organización de todo el evento.
Una labor sin duda aplaudida y recompensada con el incondicional apoyo que recibe dicho certamen, no sólo por parte de las instituciones oficiales, sino también y sobre todo, por los vecinos del municipio; y es que durante cuatro días de mediados de agosto, todo el pueblo, como Fuenteovejuna, acude, apoya y disfruta en plenitud de su modesto y a la vez sobresaliente certamen cinematográfico.

Por supuesto, no puedo dejar de aplaudir la excelente selección de trabajos que optaban a premio dentro de la Sección Oficial, demostrando el buen de la Organización a la hora de traer algunas de las obras que sin duda darán que hablar en el circuito festivalero 2014-2015: desde la flamante triunfadora Democracia (Borja Cobeaga, 2013) hasta una de las más aplaudidas por el público, Bikini (Óscar Bernácer, 2014), pasando por la entrañable O meninos do río (Javier Macipe, 2013), la preciosa Acabo de tener un sueño (Javi Navarro, 2013) o la futurista Similo (Zacarías & McGregor, 2014), por citar sólo algunos títulos, sin olvidar Namnala (Nacho Solana, 2014), uno de los últimos trabajos del recientemente desaparecido Álex Angulo y cuya figura fue homenajeada con cariño y respeto en uno de las grandes ovaciones de la última noche. El palmarés fue, para quien esto escribe, cuando menos discutible; pero esa es la esencia de los jurados, que fallan los premios…
Durante la entrega de galardones no fueron pocos los discursos que, entre agradecimientos, quisieron reivindicar la necesidad de apoyar incondicionalmente estos eventos culturales que atraen tanto turismo a la zona –el anfiteatro, de unas cuatrocientas butacas, se les ha quedado definitivamente muy pequeño dado el aforo congregado- , así como de seguir apoyando al arte cinematográfico, para que creadores que han tenido que marchar lejos de nuestras fronteras –David Martín Porras, con Inside the box (2013), y Carles Torrens, con Sequence (2013), han desarrollado sus trabajos en Los Ángeles, California (USA)- puedan, más pronto que tarde, regresar a nuestro país. Hubo toque de atención también para los que consideran el cine “un mero entretenimiento” (sic), y el propio alcalde de Villamayor –quien sí acudió a las proyecciones- , nos recordó que “lo que se recorta en cultura difícilmente se va a poder volver a recuperar”. No son sólo palabras: los alumnos de 6º de primaria del colegio municipal también participaron presentando su propio corto, realizado y protagonizado por ellos mismos, lo que da idea de hasta qué punto este municipio cuida la cantera cinematográfica, promoviendo actividades audiovisuales tan estimulantes como ésta.

Volvemos a casa con sensaciones encontradas: contentos por haber conocido nuevos amigos y descubrir una tierra acogedora como pocas, pero algo descorazonados al comprobar que en otras regiones, en otras ciudades, el apoyo a la cultura –y más concretamente al cine- está a años luz por delante de lo que sucede con nuestro maltrecho FESCIGU, quien en apenas mes y medio afrontará su duodécima edición sin casi apoyo institucional ni patrocinadores. Es decir, menguando contranatura. En otros lugares, sin embargo, hemos podido comprobar que la cultura está por encima de las simpatías personales y los colores políticos. Quizá por aquí debiéramos tomar buena nota.
Enhorabuena, FEC. Enhorabuena, Villamayor. ¡Nos vemos en 2015!