Al francés Luc Besson se le pueden reprochar muchas cosas, principalmente -quizás- haber dejado a un lado planteamientos tan interesantes como León. El profesional (1994) para ceñirse a parámetros mucho más hollywoodienses, aunque sin por ello abandonar el Viejo Continente.
Pero, a pesar de sus clichés y defectos, su pulso narrativo y audiovisual sigue en plena forma en un ejercicio estilístico tan entretenido como intrascendente como es Lucy (2014), cómic fantástico e imposible, pero también honesto, al servicio del buen hacer de su protagonista femenina, una Scarlett Johansson que no deja de encadenar proyectos… [leer crítica en Cultura En Guada]