El 26 de octubre de 1984, apenas un puñado de salas americanas apostaron por una cinta de Serie B de enigmático título y protagonizada por un hierático ex-culturista de impronunciable apellido. Pero Terminator se convirtió en el sleeper del año, lanzó al estrellato tanto a su director -el canadiense James Cameron– como a su cibernética star –Arnold Schwarzenegger– y se rebeló no solo como una brillantísima propuesta de acción y ciencia-ficción, sino que dejó para la posteridad un personaje antológico y una saga ciertamente irregular.
Coincidiendo con esta efeméride, recupero este pequeño artículo sobre la saga Terminator…