‘Ministéricos’ y sospechosos

mdt_bsAún es demasiado pronto para considerarlos mitos catódicos, pero lo cierto y verdad es que El Ministerio del Tiempo (Onza Partners / Cliffhanger TV / TVE) y Bajo sospecha (Atresmedia / Bambú Producciones / Antena 3) -cuyos finales de temporada coincidieron en la noche del lunes 13- han conseguido algo que hacía tiempo que la ficción televisiva española no lograba: engancharme incondicionalmente a la cita semanal de cada episodio. Sin embargo, la absurda obsesión por arrebatar público a la competencia por parte de A3 -que trasladó Bajo sospecha del martes al lunes tras la emisión de sus primeros cinco capítulos- ha obligado al respetable ha tener que elegir entre dos estupendas propuestas, siendo los espectadores los que salían perdiendo en este confrontamiento que, en mi opinión, ha sido estéril: el thriller policíaco protagonizado por Yon González y Blanca Romero ha salido perjudicado frente a la patrulla del tiempo conformada por Rodolfo Sancho, Aura Garrido y Nacho Fresneda.

‘En esto que van un médico del SAMUR, una estudiante del s. XIX y un soldado de Flandes y…’

A pesar de arrancar con un planteamiento algo naif y -por qué no admitirlo- aparentemente descabellado, El Ministerio del Tiempo se ha convertido en la gran revelación entre los espectadores más jóvenes y en las redes sociales, target donde más se han comentado cada una de las diferentes misiones de estos particulares funcionarios a través de distintas épocas, y que nos ha permitido ver a la Armada Española atracada en el puerto de Lisboa, ser testigos de la reunión entre Franco y Hitler en Hendaya, asistir a un juicio oficiado por el mismísimo Torquemada o conocer a personajes tan ilustres como Diego Velázquez, Lope de Vega o Federico García Lorca. Todo con un muy mdt_fotonatural sentido del humor, acertados meta-gags -el guiño a Curro Jiménez; el (re)encuentro con Isabel de Castilla/Michelle Jenner; la aparición de Jordi Hurtado– y ciertas dosis de cinismo arraigado a la actualidad, haciendo del anacronismo una virtud y sorteando con asombroso ingenio las paradojas temporales. Aunque cada uno de los ocho episodios de esta primera temporada tenía una trama concreta, los arcos narrativos  que vertebraban la serie siempre han quedado perfectamente claros para el espectador. El carisma del trío protagonista así como del resto del elenco -tanto secundarios habituales como diferentes apariciones especiales- ha sido otro de los puntos a favor de una serie fantástica, disfrutable a todos los niveles y para cualquiera que desde el principio la percibiera como una comedia de aventuras con el espíritu de Carmen Sandiego, clásico personaje de videojuegos que muchos recordaréis y que aquí pudiera parecernos encarnada en esa impagable Lola Mendieta/Natalia Millán. Cada capítulo, además, ha venido acompañado por Los archivos del tiempo, pequeños espacios que combinaban el típico making-of de la serie con interesantes datos históricos, en un loable ejercicio didáctico para saciar la curiosidad de algunos y despertar la de otros muchos.

Podcast: «El Ministerio del Tiempo» en Uclés

¿Quién se llevó a Alicia Vega?

En las antípodas del Ministerio se sitúa Bajo sospecha: más oscura, dirigida a públicos más adultos y con ciertos ecos de Twin Peaks -pero sin el surrealismo lynchiano– , narra la investigación, por parte de dos policías de incógnito, de la desaparición de una niña en una pequeña localidad de apariencia idílica. Su potente cast ha sido su fuerte: Lluís Homar, José Ángel Egido, Vicente Romero, Gloria Muñoz… y, sobre todo, una soberbia Alicia Borrachero. Sin embargo, y aunque ha sido una propuesta verdaderamente interesante que enganchaba desde el primer hasta el último episodio -gracias, sobre todo, a la magnífica construcción de personajes: todos escondían secretos, a cada cual más turbio- , los guiones han sido bastante más confusos, han bs_foto disparado con balas de fogueo demasiadas veces recurriendo a personajes-fantasma -aún no sé qué pinta Natalia de Molina en la serie- y tramposas subtramas que nada tenían que ver con el caso principal -desde la muerte de una profesora hasta supuesta pornografía infantil, pasando por el trapicheo de drogas- , creadas sin más propósito que despistar al espectador; tanto es así que el final de temporada ha sido un continuo flashback para poder explicar todo lo ocurrido durante los siete capítulos anteriores.

Debo decir también que, si fue un acierto por parte de TVE adelantar la emisión de El Ministerio del Tiempo de las 22h30 a las 22h, la manifiesta impuntualidad de Antena 3 con Bajo sospecha -entre remembers y anuncios ha habido días que han arrancado hacia las 22h50, veinte minutos más tarde de la hora prevista- unida a los indiscriminados y larguísimos cortes publicitarios -cercenando la tensión de una escena o la interpretación de un actor- ha hecho mucho más apetecible a priori la propuesta de la cadena estatal que la de la privada, obligándonos a tener que marginar a una de ellas a la repesca vía internet. Alegrémonos, sin embargo, de que ambas han confirmado sendas (y esperadas) segundas temporadas: El Ministerio, con innumerables nuevas aventuras -mira si da de sí nuestra riquísima Historia- ; Bajo sospecha, con un nuevo caso policial lejos de Cienfuegos. Esperemos que ambas no tarden mucho en llegar… y que, a su regreso, los programadores se olviden de la pugna del share y piensen más en lo que beneficia a los espectadores.

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