Confieso que su cine no era santo de mi devoción, y que el de Cleveland nunca estuvo entre mis directores favoritos. Pero al César lo que es del César: fue un cineasta singular, indómito, que supo evolucionar y adaptar el género de terror película a película, década a década. Padre de personajes tan icónicos como Freddy Krueger o Ghostface, su desaparición deja bastante huérfano a un género al que hoy día le faltan creadores con personalidad propia. Éste es el legado que nos deja Wes Craven.