Álex de la Iglesia vuelve a poner la mirada sobre el mundo de la televisión para ofrecernos un hilarante desmadre con algunos aciertos -el impagable Jaime Ordóñez, el gran duelo dialéctico entre el recuperado Raphael y el habitual Carlos Areces– y brillante en su forma, pero bastante hueco en su fondo: mucha caricatura, sí, pero de cartón-piedra, sin apenas lugar para la carcajada sincera ni la crítica subversiva. Mucho desmadre, sí, pero algo inconsistente en esta Mi gran noche (2015)… [leer crítica en Cultura En Guada]