Tras anunciarlo mediante un comunicado, Televisión Guadalajara canceló sus emisiones la pasada medianoche tras veintitrés años de funcionamiento. Otra tele que se va, otro medio que echa el cierre, otra herida más por la que se desangra una prensa moribunda en una provincia que ya solo mira con triste resignación la paulatina pero constante desaparición de medios de comunicación, algunos tan históricos e icónicos como el que desde hoy ha dejado de existir.
No voy a ahondar específicamente en el cierre del Canal Uve de toda la vida. Por dos motivos: primero, porque mi paso fue demasiado efímero por esta empresa -apenas tres meses, entre noviembre de 2006 y enero de 2007- como para poder valorar con justicia sus virtudes y sus defectos; segundo, porque intuyo que algunos de los motivos empresariales y/o periodísticos que han dado como resultado este cierre son extrapolables del post que escribí hace un par de meses a propósito del cese de emisiones de Popular TV, y tampoco es cuestión de repetirse. Sí diré que, al igual que en el caso de la ex-tele de la Cope (o de la Cospe, según se mire), esta pérdida, aunque dolorosa, no es para nada una sorpresa: recordemos que, contra pronóstico, la que fue primera -y durante muchos años, única- televisión de la ciudad y de la provincia se quedó fuera de las adjudicaciones TDT del año 2009, una decisión técnica para unos, política para otros, que dio lugar a no pocas quejas desde el propio ente, sirvió de arma arrojadiza entre partidos de distinto signo e incluso fue objeto de investigación -junto con otras adjudicaciones regionales- por parte de la UE. Esto como punto de partida de una (otra) muerte anunciada: hablad con cualquiera de los ya extrabajadores de Televisión Guadalajara y quizá os cuenten la realidad laboral de los últimos meses, con sus luces y, sobre todo, con sus sombras.
Vuelvo una vez más al espléndido corto documental de mi amiga Raquel Salillas, La comunid@d.info y otras historias del periodismo alcarreño, realizado en 2014. Pero si entonces este trabajo suponía una acertada radiografía sobre un sector francamente en picado, quizá dos años después merecería la pena hacer un nuevo diagnóstico no ya para concienciar sobre los males del periodismo -en Guadalajara y a nivel general- , sino para buscar posibles soluciones o remedios para esta enfermedad. En los últimos diez años, han desaparecido cinco televisiones -CRN, CNC, Canal 19, Popular TV y ahora TvG- , dos diarios -La Tribuna y El Día- , un semanario -El Decano- y un digital -La Comunid@d- ; a duras penas sobreviven Nueva Alcarria -reconvertido en bisemanario tras una época en la que fue diario- , otros digitales –GuadaQué, La Crónica– y las radios -Ser, Cope, Onda Cero, etc- . De los nuevos medios nacidos durante la crisis, solo nos quedan -y espero que por muchos años- Cultura En Guada y el blog periodístico de opinión El Hexágono. En el caso concreto de las teles, Guadalajara se queda sin un canal de referencia para la provincia, y queda a merced de las puntuales informaciones o reportajes que se emitan en la autonómica o en la delegación castellano-manchega del ente público estatal. Pero ya no habrá una televisión autóctona que guarde testimonio visual y sonoro de nuestras fiestas, tradiciones, costumbres; de nuestra identidad y de nuestro patrimonio, del paisaje y del paisanaje; de lo que es esta tierra y de cómo son quienes habitan en ella.
En una era eminentemente audiovisual, Guadalajara queda condenada a que su historia presente y futura quede registrada en teléfonos móviles y en la efímera memoria de quienes la vivan, pero no habrá una crónica oficial y periodística -audiovisualmente hablando, insisto- de lo que ocurra en ella. Y todo eso en un 2016 en el que, entre otras, se van a celebrar efemérides tan sonadas como los centenarios de Buero y Cela, las bodas de plata Maratón de Cuentos y de Siglo Futuro, la sesentena de la Agrupación Fotográfica y el Año Cervantes. Pero lo que es peor: otros catorce compañeros -a quienes mando un abrazo sincero- se van a la calle; no sabemos lo que va a pasar con el extraordinario archivo documental de la cadena; y el periodismo, una vez más, queda tocado de muerte en nuestra ciudad y provincia.
El agujero negro sigue tragándose estrellas que hasta hace poco brillaban. ¿Se apaciguará algún día? Y de no ser así, ¿quién será su siguiente víctima?