Hace veinte años se despedía -bueno, es un decir: de cuando en cuando, alguna TV generalista la vuelve a programar- la popular sitcom ‘El príncipe de Bel-Air’, teleserie que tras seis temporadas salvó (de la bancarrota) y encumbró al rapero Will Smith, convertido hoy en, probablemente, el actor afroamericano más exitoso de su generación.