Ingeniosa fantasía ‘nerd’.
Cuando de chavalín me empecé a aficionar a esto del cine, mi mayor predilección era el cine fantástico y de ciencia-ficción, pero había dos subgéneros que siempre fueron mi debilidad: las del espacio y las de viajes en el tiempo. Imposible recordar la cantidad de títulos de Serie B que devoré gracias a videoclubs de barrio y alguna que otra sesión televisiva, pero de cuantos pasaron frente a mis ojos hubo tres o cuatro que se me quedaron grabados en la retina…
Uno de ellos fue este Time After Time (1979) -nada tiene que ver con la canción de Cindi Lauper- que en España se estrenó directamente en formato doméstico bajo el no muy original título de Los pasajeros del tiempo. Su planteamiento no podía ser más freak: a finales del siglo XIX, el escritor e inventor H.G. Wells muestra a sus distinguidos colegas su última creación, una máquina capaz de viajar en el tiempo, sin sospechar que uno de ellos, el doctor John Leslie Stevenson, es en realidad Jack el Destripador, el temible asesino en serie que tiene atemorizado a todo Londres. Viéndose acorralado por la policía y en un descuido del científico, el sanguinario criminal utiliza el ingenioso artefacto para darse a la fuga, y Wells se verá obligado a ir tras él casi cien años hacia el futuro, para intentar detenerle en el San Francisco de 1979… como veis, una premisa de lo más estimulante que hoy día daría pie para una oscura novela gráfica, pero que el escritor Karl Alexander y el cineasta Nicholas Meyer –director, entre otros, de un par de títulos de la saga clásica de Star Trek así como del recordado drama apocalíptico El día después (1983)- convirtieron en una suerte de eficaz fantasía nerd con sutiles toques de humor –la cara del apocado Wells ante la naturalidad con la que la moderna Amy (Mary Steenburgen) habla abiertamente de sexo no tiene precio- y combinados con algunos excelentes detalles de film noir –espeluznante ese reloj que anuncia cada nuevo macabro crimen…- .
Alexander y Meyer trabajaron a cuatro manos en el relato, que además de en película se convirtió también en una estimable novela homónima que desarrollaba en profundidad las ideas planteadas en el guion.

Más allá de lo meramente superficial –esto es, el envoltorio imaginativo y fantástico- , Time After Time puede interpretarse como una parábola sobre la sociedad actual y la violencia innata que define al supuestamente evolucionado ser humano: Wells cree con fe ciega en un mañana utópico, pacífico e igualitario, y –en la mejor escena de la película- será Stevenson quien le demuestre, ya en el siglo XX, y mediante un endiablado aparato –un televisor- , que no podía estar más errado, y que las guerras, los asesinatos, la violencia y las diferencias sociales serán las pautas que definirán el futuro -nuestro presente- . “En nuestra época yo era considerado un monstruo; aquí sólo soy un principiante”, sentencia el Destripador…
A través de un guion sencillo –que no simple- , y al contrario de lo que sucede con otros ejemplos con mayor caché pero a mi juicio más desacertados, la película consigue no caer en paradojas temporales, lo cual ya es un logro de por sí; homenajea con cariño y cierta nostalgia no sólo la obra literaria de Wells, en la que claramente se inspira, sino también la recordada adaptación de George Pal de 1960 protagonizada por Rod Taylor, El tiempo en sus manos –compárense ambas máquinas y veréis que la de este film no es sino una versión algo más estilizada de aquélla, pero muy parecida en cuanto a diseño y manejo- ; y los dos actores principales están fenomenalmente escogidos, tanto David Warner –eficaz en su línea habitual de hombre temible y misterioso- como Malcolm McDowell, que aunque en su carrera se ha encasillado en papeles de villano, demuestra que es un actor de lo más versátil capaz de amoldarse a otras personalidades más agradables.
Es, en definitiva, una estimable joyita a descubrir y reivindicar.
Recomendado para devotos de la ciencia-ficción con ingenio.
La única vez que vi esta película fue hace como veinte años y la sensación que me dejó es que era una estimable serie B. Tendré que revisarla.
Oye, ya puesto, una crítica de «El día después» no estaría de más…
Apuntada queda tu sugerencia. Gracias! 🙂