¡A por el tesoro de Willy ‘el Tuerto’!
Hay pocas películas que marquen tanto a toda una generación. Un claro ejemplo es La Guerra de las Galaxias (George Lucas, 1977); pero más allá de la revolución tecnológica, la ciencia-ficción más fantástica y los revolucionarios efectos especiales de entonces, hay cintas que nos marcan a fuego, que nos transportan a una época y un lugar reales, palpables, en los que podemos volver a ser críos, a tener doce años y a vivir infinitas aventuras con nuestros amigos. Nadie como Steven Spielberg supo plasmar eso en la infinidad de films que produjo a través de su inolvidable Amblin Entertainment –de la que hablamos hace poco a raíz de Acero puro (Shawn Levy, 2011), y hace algo más con el estreno de Super 8 (J. J. Abrams, 2011)- . Y la muestra más representativa, cómo no, tiene un nombre propio: Los Goonies.
Pero a ver, ¿hay alguien que aún no conozca a Mikey, Bocazas, Gordi, Data, Brand, Andy y Stef? Siete nombres, siete chicos y chicas cualesquiera que un día, desesperados ante las deudas que asolaban a sus familias –y que les iba a obligar a abandonar su barrio de toda la vida- , se colaron en un viejo desván y encontraron lo que parecía ser un viejo mapa de un antiguo tesoro pirata. ¿Y si ese pergamino era auténtico? ¿Y si la salvación estaba oculta bajo tierra en la tranquila localidad de Astoria, Oregón?
A partir de aquí, todo un carrusel de emociones, carreras, sobresaltos y pasadizos secretos, en el que además no faltarán ni un monstruo deforme ni una peligrosísima –y a la vez algo cómica- familia de atracadores que les pisan los talones; ingredientes deudores de la mejor novela juvenil –esa que ya no se publica, con misterios cotidianos y verosímiles: léase Aventuras de la mano negra, de Hans Jürgen Press- .

Richard Donner, que por entonces era ya un sobresaliente realizador cinematográfico, se hizo cargo de esta notabilísima producción –diecinueve millones de dólares de la época, que no es decir poco- en la que no sólo supo sacar un excelente rendimiento a todo su equipo de colaboradores –la fotografía de Nick McLean es espectacular; la dirección artística de Rick Carter es soberbia; y la música original de Dave Grusin es sencillamente inolvidable- , sino que consiguió lo mejor de cada uno de los integrantes de su jovencísimo reparto, y todos ellos emanan camaradería, amistad, complicidad y muy buen rollo, hasta tal punto que el propio cineasta confesara disfrutar más rodando las escenas con los niños que con los adultos…
El guión, firmado por Chris Columbus –otro alumno aventajado de la escuela Amblin que poco después debutaría como director en otro pequeño hito juvenil ochentero, Aventuras en la gran ciudad (1987), antes de hacerse cargo de Sólo en casa 1 y 2 (1990-1992), Señora Doubtfire, papá de por vida (1993) o las dos primeras entregas de Harry Potter (2001-2002), entre otras muchas- , está además plagado de multitud de guiños, homenajes y parodias no sólo al mismo cine de aventuras, sino también a los máximos responsables de la cinta, así como a los héroes y referencias del celuloide más cercanos a los chavales –ver más abajo, en ‘Curiosidades’- , además de contener multitud de secuencias ya inolvidables –el relato de la historia de Willy ‘el Tuerto’ en el desván, el descubrimiento del pasadizo en la chimenea, la aparición del esqueleto en el túnel, el órgano construido con huesos, la aparición del barco pirata- .
En un momento determinado, al comienzo de la película, el personaje de Gordi asevera: «no pienso volver a vivir otra de las locas aventuras de los Goonies»; para quienes tenemos entre veintitantos y treinta y tantos años y hemos crecido viendo una y mil veces esta verdadera gozada, sólo lamentamos no haberles conocido antes y haber podido vivir alguna de esas ‘otras aventuras’ anteriores mencionadas. Pero es inevitable –y estoy seguro que más de uno comparte este sentimiento- : he disfrutado y sigo disfrutando Los Goonies como si fuera la primera vez, y es de las pocas, poquísimas películas que, según se terminan, me dan ganas de volver a dar al play otra vez.
No lo puedo remediar.
Recomendado para treintañeros nostálgicos de espíritu jovial.

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* Especial eCartelera.com: 14 curiosidades acerca de ‘Los Goonies’.
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