Las aventuras de Tintín: El secreto del Unicornio

¡Por mil millones de rayos y centellas!

Vaya por delante un comentario quizá algo extracinematográfico, pero que directa o indirectamente me ha influido a la hora de valorar, quizá injustamente, la muy esperada versión fílmica de Tintín de la mano de los señores Steven Spielberg y Peter Jackson. Pero es que al precio que se han puesto las entradas en las salas españolas –entre 7 y 8,5 euros en sesión habitual, más otros 3 euros de media si es en 3D- y el atraco a mano armada que supone pasarse por el bar antes de entrar a la proyección –a un servidor le clavaron 6,10 por una botellita de agua y un refresco pequeño- , uno no puede evitar pensar que ir al cine se está convirtiendo en un lujo al alcance de muy pocos, comparable a ir al Teatro Real o a la ópera… más aún en una cinta como la que aquí nos atañe, de clarísimo carácter para todos los públicos –multipliquen por tres ó por cuatro las cifras demostrables que les he dado y piensen en cuanto le cuesta a una familia de clase media ir a ver una peli- . Que se dejen de pamplinas en la SGAE, el Ministerio o en la Academia: éstas, y no otras, son las cosas que invitan/incitan a las descargas ilegales…

Bueno, y después de esta reflexión en voz alta –que para eso estamos en jornada de ídem, aunque no es momento de hablar de los politicuchos que se disputan el poder en este país- , hablemos de Las aventuras de Tintín, volumen 1, si se quiere, ya que como más de uno sabrá a estas alturas, el Rey Midas de Hollywood y el responsable de la megalómana adaptación de El Señor de los Anillos (2001-2002-2003) han unido sus talentos para dar vida, mediante la animación motion-capture, al reportero belga más dicharachero de la historia del cómic -un personaje tan querido y reconocido en el Viejo Continente como desconocido para la mayoría en la Meca del Cine; de ahí que en USA no se estrenará esta cinta hasta mediados-finales de diciembre- , a través de, presumiblemente, tres largometrajes en los que se fundirán algunas de las aventuras más vibrantes de este joven audaz de inconfundible flequillo.

Los que me conocen bien, saben que por lo general reniego del tan cacareado cine en relieve –además de reducir considerablemente la colorimetría y luminosidad de la película, a mí me suele producir jaqueca- , pero mira tú que aquí nos encontramos con una cinta con un 3D muy cuidado y efectivo, sin esas pegas mencionadas, al servicio de una aventura de sabor añejo que nos retrotrae a los mejores años de nuestro arqueólogo favorito y donde se mezclan misterio, persecuciones, infinidad de escenarios a lo largo del globo terráqueo y unos héroes y villanos fácilmente reconocibles y sumamente atractivos incluso para los que no estén especialmente familiarizados con el universo Tintín.

Los fans tampoco se sentirán decepcionados: ya desde los títulos de crédito –inspirados conceptual y musicalmente en los de Atrápame si puedes (2002), del propio Spielberg- los tintinófilos podrán reconocer guiños y homenajes a otros episodios antes de descubrir cómo se ha logrado conjuntar en perfecta armonía y sobre un mismo libreto las tramas y los personajes de El secreto del Unicornio, El cangrejo de las pinzas de oro y no pocos detalles de El tesoro de Rackham el Rojo. Quizá haya alguna trama secundaria que aporte poco a la narración principal –el caso del cleptómano que investigan los inconfundibles Hernández y Fernández- y haga que, por momentos, decaiga el interés del espectador, pero en conjunto resulta ágil y de lo más entretenido.

Además, Spielberg, firmante de esta primera entrega –la segunda la realizará Peter Jackson; la tercera, si la hubiere, aún no tiene director-, demuestra una vez más su indiscutible genialidad –momentos como los flashbacks durante la narración de la leyenda de los Hadoque o esa persecución en trepidante plano-secuencia son arte cinematográfico en estado puro- . Las aventuras de Tintín: El secreto del Unicornio no es una obra maestra en su género ni revolucionaria en su realización –aunque han mejorado, y mucho, lo que apuntaba Robert Zemeckis en cintas como Polar Express (2004), Beowulf (2007) o Cuento de Navidad (2009), pero sin abandonar cierto estilo cartoon – , pero cumple con creces su función como entretenimiento de lujo. ¿Qué más se puede pedir?

Pues eso: unos precios más acordes con los tiempos que corren.

Recomendado para nostálgicos de la aventura de antaño y fans del personaje.

Una respuesta a «Las aventuras de Tintín: El secreto del Unicornio»

  1. Planos largos y movimientos de cámara suaves. ¡Ha tenido que venir el maestro Spielberg a enseñarnos cómo se debe hacer una película en 3d!

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