Pesadilla para un rico.
Que la productora Rodar y Rodar se ha convertido por mérito propio, durante los últimos años, en la cantera por antonomasia del cine español ya pocos lo dudan: nombres como los de J. A. Bayona –El orfanato (2007)- , Guillem Morales –Los ojos de Julia (2009)- , Sergio G. Sánchez –guionista habitual de Bayona o de la reciente Fin (Jorge Torregrossa, 2012)– o Albert Espinosa –autor del libreto de Héroes (Pau Freixas, 2010) o de la televisiva Pulseras rojas– se han curtido bajo su tutela y han dado algunos de los más merecidos éxitos de crítica y público que ha cosechado nuestra cinematografía en los últimos años. Ahora es el turno de Oriol Paulo y de su ópera prima: El cuerpo.
Casi dos meses después, y a pesar de haber sido –a mi juicio, injustamente- denostada en la carrera hacia los próximos premios Goya –sólo cuenta con una única candidatura a la Mejor Dirección Novel- , este intenso y por momentos claustrofóbico psicothriller se mantiene por méritos propios en la cartelera. Algo tristemente insólito en nuestro cine, proclive a retirar muy tempranamente del circuito producciones patrias a favor, casi siempre, de las superproducciones americanas… pero es que El cuerpo cuenta con muchos alicientes, muchos elementos a su favor, que, contrariamente a lo que pueda presuponerse en manos de un novato, son bien manejados por un director solvente, hábil y talentoso. Paulo parte de un excelente guión del que también es coautor –junto con Laura Sendim– que bebe de los mejores elementos clásicos del cine negro y cuyos flashbacks, introducidos convenientemente a lo largo del desarrollo, funcionan con precisión milimétrica. Una víctima que puede no ser tal –la millonaria Mayka Villaverde/Belén Rueda, cuyo cadáver desaparece al comienzo del relato y es el macguiffin de toda la trama- , un marido homicida atrapado en una surrealista pesadilla –un muy solvente Hugo Silva– , su amante –la joven y emergente Aura Garrido– y un inspector renegado de carácter violento –un Jose Coronado intenso pero algo irregular- son los cuatro personajes atrapados en un misterio imposible de celos, traiciones, venganzas y mentiras: un juego de la sospecha propia de Agatha Christie que hubiera hecho las delicias del propio Alfred Hitchcock. Y si no fuera por algunos detalles contemporáneos –internet y los teléfonos móviles son parte fundamental de la trama- y por la dirección de fotografía –correcta y eficaz, pero durante algunos momentos de la proyección no pude evitar preguntarme si no hubiera funcionado mejor en blanco y negro- , el film podría pasar perfectamente por un clásico firmado por el maestro del suspense…
Puede suscitar controversia el giro final de los acontecimientos; obviamente, no lo voy a desvelar, y aunque en una primera impresión pudo parecerme algo tramposo –una sensación que rápidamente se disipó- , reconozco que, aún sin ser completamente redonda, la película atrapa de principio a fin, logra llevarte por vericuetos insospechados y, finalmente, deja un magnífico sabor de boca.
Recomendado para aficionados al thriller detectivesco.
Me la han recomendado ya mucho…
Pues lamentablemente, no creo que dure mucho más en cartel. Dos meses y ningún Goya, ya bastante ha aguantado para ser una peli española…