El héroe castizo.
Tadeo Jones (Enrique Gato, 2004) fue un aclamado cortometraje de animación que de manera solvente y brillante parodiaba al héroe de En busca del Arca Perdida (Steven Spielberg, 1981) en una alucinante y dinámica aventura en el interior de una pirámide habitada por una peculiar familia de momias. Este particular aventurero, castizo y torpe –y ‘mudo’; la cinta no tenía diálogos- , se ganó rápidamente las simpatías de quienes les descubrimos en certámenes y festivales –estuvo en el Fescigu 2005- y sus más de sesenta premios, entre ellos el Goya en su categoría, animaron al director y a su equipo –entre ellos el alcarreño Pedro Solís, gran artista y mejor persona- a embarcarse en una eventual secuela. Tadeo Jones y el sótano maldito, estrenada tan sólo dos años después, no sólo parodiaba la odisea asiática de su homónimo spielbergiano, sino que avanzó un poco más en las posibilidades reales, tanto técnicas como narrativas, para plantearse la posibilidad de que Tadeo saltara a la gran pantalla.
Más de un lustro después, esa posibilidad no sólo se ha hecho realidad, sino que, hasta el posterior estreno de Lo imposible (J. A. Bayona, 2012), se había convertido en la película más taquillera de la historia del cine español, con unas impresionantes cifras de recaudación gracias a que niños y mayores han sabido reir y disfrutar con esta fenomenal propuesta de cine de animación patrio.
En Las aventuras de Tadeo Jones descubrimos que nuestro protagonista –que de niño ya soñaba con emocionantes descubrimientos al tiempo que sentía un miedo patológico a momias y monstruos- es en realidad un mero obrero de la construcción, y que la arqueología, su pasión, de momento le viene grande… hasta que, por azares del destino, se ve embarcado en una misión hacia el Perú en busca de una mítica ciudad ancestral, ayudado por la guapa científica Sara –que guarda, no por casualidad, cierto parecido con Lara Croft- , su ayudante Freddy, el simpático perro Jeff y Belzoni, un loro que no habla pero con una fuerte personalidad. Por supuesto, hay un grupo de malvados villanos que les pisan los talones, dispuestos a hacer lo que sea por conseguir el mitológico tesoro que, supuestamente, se esconde bajo el suelo de la villa perdida.

Nos encontramos, como digo, ante una obra con un objetivo muy claro: hacer disfrutar y divertir a toda la familia. Que no es moco de pavo. Sí, puede que el libreto esté trufado de algunos elementos o situaciones algo previsibles –ese arqueólogo guaperas de no muy claras intenciones- ; pero su realización es tan limpia y dinámica, su música tan pegadiza –una BSO que no tiene nada que envidiarle a la de Shrek (Andrew Adamson & Vicky Jonson, 2001), por ejemplo- , sus personajes tan entrañables –el citado Belzoni o la momia del templo son dos magníficos secundarios ‘roba-escenas’, y el villano Kopponen es un primo lejano del Sr. Igoe de El chip prodigioso (Joe Dante, 1987)- y sus guiños y parodias son tan divertidas y tan fácilmente reconocibles para todas las edades –que van desde los culebrones sudamericanos hasta la saga de La Guerra de las Galaxias, pasando por el inevitable gag taurino- , que es imposible no sentir una gran simpatía por un producto cinematográfico tan cuidado y tan necesario dentro del panorama fílmico nacional.
Tardando está en llegar Tadeo Jones 2…
Recomendado para aventureros joviales y desenfadados.