El amanecer del planeta de los simios

Familia, comunidad, guerra.

Contra todo pronóstico, y a pesar de tener un título que era un spoiler en toda regla –no hacía falta conocer la saga clásica para intuir el desenlace del film- , El origen del planeta de los simios fue toda una sorpresa enla temporada 2011: este sorprendente reboot conjuntaba espléndidamente una plausible base de ficción científica, unos personajes interesantes y un dinámico sentido narrativo cuyo interés crecía gracias a una tensión in crescendo de lo más acertada. Todo ello, además, rematado por la excelente caracterización de Andy Serkis, que daba vida al recordado chiman-ché Caesar llevando su interpretación mucho más allá de la simple gestualidad mímica unida a las avanzadas técnicas de captura de movimiento digital.

Era fácil hilar el final de este film con el clásico protagonizado por Charlton Heston; pero, habida cuenta que entre las dos historias median más de veinte siglos de diferencia, y dado el gran éxito de crítica y público que cosechó la película de Rupert Wyatt, también era de suponer que una nueva entrega intermedia caería más pronto que tarde. Y así, descolgados del nuevo proyecto tanto el realizador como dos de sus principales protagonistas -James Franco y Freida Pinto- , El amanecer del planeta de los simios (Matt Reeves, 2014) transcurre ocho años después de la anterior, con una raza humana diezmada y una comunidad de superprimates viviendo en los frondosos bosques de secuoyas próximos a lo que un día fue la ciudad de San Francisco. Estos simios avanzados han creado una verdadera comunidad pacífica, han avanzado en cuanto a escritura y comunicación, y su estructura política se basa en una cierta igualdad común, regida por algunas leyes fundamentales –“simio no mata a simio”– y guiados por Caesar, su liberador. Sin embargo, el fortuito encuentro con un grupo de humanos que desconocían su existencia, dará lugar a un conflicto tanto entre especies como dentro de cada bando…

amanecer
Que no, amigo, que este planeta no tiene remedio…

Todo en El amanecer… es correcto y eficaz. Sin embargo, y al contrario que su predecesora, teniendo muchas más escenas de acción y batalla su ritmo parece algo más anodino, menos trepidante, teniendo presente que, lo que al final nos cuenta –y cómo nos lo cuenta- ya lo hemos visto en multitud de películas bélicas, westerns y films de ciencia-ficción. Al fin y al cabo, lo que nos encontramos son dos pueblos, dos razas, dos especies que se ven incapaces de convivir en armonía, a pesar del titánico empeño de algunos individuos de uno y otro lado por preservar la paz; la guerra, finalmente, estallará no sólo por el odio –y el miedo, a veces irracional- de unos y otros, sino también por las luchas intestinas que se producen por hacerse con el poder del grupo.

Traiciones, recelos, anhelos y temores: los humanos no se fían de unos simios parlantes que montan a caballo, pero es que tampoco pueden confiar plenamente en sus semejantes. Y lo mismo ocurre en el lado contrario, llamados a ser la nueva especie dominante pero que, al fin y al cabo, han heredado –o aprendido- lo peor del homo sapiens. Como fábula fantástica donde se reflejan y resumen la vileza que parece unida a la evolución de las especies, funciona; como relato fílmico, tampoco viene a aportar demasiada novedad, y no puedo quitarme la sensación de que, mientras la taquilla siga funcionando, muchos más episodios se pueden sacar de la manga hasta que la Ícarus se estrelle en la zona prohibida.

Recomendado para incondicionales de la ciencia-ficción con moralina.

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