Seguiremos a la espera.
Ya confesé, al albor del estreno de Moonrise Kingdom (2012), que Wes Anderson no era santo de mi devoción, y que si bien esta cinta me pareció curiosa y agradable, sus películas, por lo general, no captan a priori mi atención. No os extrañará, por tanto que haya esperado no sólo a su lanzamiento en formato doméstico, sino a sus ¡nueve! sorprendentes candidaturas a los premios de la Academia para animarme a ver el DVD de El gran hotel Budapest (2014).
¿Es tan buena como para tener tal chorreo de nominaciones y premios a sus espaldas –aún queda un mes para los Oscar pero ya le ha arrebatado el Globo de Oro a la favorita, Birdman (Alejandro González Iñárritu, 2014)- ? Creo que no. ¿Es tan decepcionante como he oído decir por ahí –de hecho, su funcionamiento en la taquilla española fue un relativo fracaso- ? Tampoco. Resulta que El gran hotel Budapest es una obra curiosa, en cierto modo optimista, con mucha plasticidad y, como es habitual en Anderson, plagada de multitud de rostros conocidos incluso en personajes de puntual relevancia. Sin embargo, como en toda la filmografía del director, su error –o su genialidad, según a quien le preguntes- , es su indefinición genérica, y, dando por hecho que es una comedia, como tal resulta excesivamente sutil, inocua y aséptica. Dicho de otro modo: es alegre pero no divertida, provoca simpatía pero nunca la carcajada, entretiene pero es del todo intrascendente.

No me malinterpretéis: entiendo que Anderson tiene su cine y su público. Pero, sinceramente, no sé qué ve la crítica en sus películas, más allá de un vistoso divertimento de tendencia grandguignolesca y particular estética que supongo serán un verdadero gozo de rodar, pero poco emocionantes y profundamente insustanciales para quienes simplemente asistimos al espectáculo. Puede que algún día llegue la verdadera obra maestra de su director. Seguiremos esperando.
Recomendado para andersonianos incondicionales.