La imaginación al poder.
Saltaron del cajón de los juguetes para tomar vida en nuestras pantallas domésticas, primero mediante entrañables videojuegos que parodiaban/homenajeaban algunas de las sagas cinéfilas más conocidas –Harry Potter, Indiana Jones, Star Wars, El Señor de los Anillos, Piratas del Caribe…- , luego para lanzarse al mercado del DVD/Blu-Ray en largometrajes de dibujos animados. Pero… ¿hacer un film de animación 3D con los muñequitos y las piececitas del famoso juego de construcción? ¿Ocurrencia o audacia? La idea per se no es tampoco nueva –seguro que en YouTube podéis encontrar cientos, si no miles, de cortos realizados por cineastas amateur- , pero llevar esta propuesta a la primera división en pantalla grande y con una major como Warner como principal avalista era harina de otro costal…
Pues bien, queridos escépticos –como yo- : podéis frotaros los ojos y despejaros los oídos cuando os diga que, contra pronóstico, La Lego película (Phil Lord & Christopher Miller, 2014) no sólo es una vibrante e imparable montaña rusa de excelente factura técnica –que mezcla con insólita audacia y vertiginoso ritmo el tradicional frame-a-frame con las depuradas técnicas CGI- , sino que además rebasa los límites físicos y formales del lenguaje cinematográfico a través de un imprevisible e insospechado clímax que, aunque juguetea con conceptos ya explorados en la sublime trilogía de Toy Story (1995-2010), da un giro radical a todo el planteamiento establecido en un guion que, hasta ese momento, no era sino un extraordinario caos, una verborrea audiovisual sin tregua para un divertido libreto, por momentos tópico -esa historia del Elegido, tantas y tantas veces contada- , por momentos sorprendentemente… ¿antisistema?: nuestro protagonista, que vive en un mundo de obreros que trabajan siguiendo el protocolo y sin rechistar, anhela ser alguien especial -como aquél entrañable Z de Antz (Hormigaz) (Eric Darnell & Tim Johnson, 1998)- , sacar los pies del tiesto y construir cosas por muy absurdas que puedan parecer, sólo por el hecho de haberlas imaginado.

Como a la citada saga de los juguetes de la casa Pixar u otras producciones juguetiles que han desfilado en los últimos años –desde Masters del Universo (Gary Goddard, 1987) hasta Pequeños guerreros (Joe Dante, 1998)- , podríamos achacarle a La Lego película su nula sutilidad a la hora de presentarnos todo un muestrario de productos, personajes y cachivaches para deleite de públicos infantiles que, asombrados por el bombardeo de giros, saltos y rayos láser –de plástico- , no dudarán en reclamar o exigir uno o varios souvenirs a sus progenitores. Por fortuna, tal ejercicio de publicidad explícita queda en un segundo plano gracias a su endiablado sentido de la aventura que hará las delicias de peques –por su incesante concatenación de divertidas set-pieces- y mayores –por sus excelentes guiños cinéfilos- para regalarnos, ni más ni menos, que una imaginativa moraleja paternofilial. Entretiene y divierte. ¿Qué más se le pueden pedir a unos muñequitos de plástico?
Recomendado para quienes se resisten a dejar de ser niños.
Pues sí, la verdad es que me ha parecido divertidísima. 🙂 AVISO SPOILERS Además de «Toy Story», también me he acordado del final sorpresa de cierto videojuego de piratas. Y es que, por lo que he leído, la idea de Ron Gilbert para la tercera entrega de las aventuras bucaneras era parecida al último acto de esta película…