El niño que no creció.
No son pocos los casos de niños actores que triunfan a muy tierna edad en Hollywood para luego llevar trayectorias de lo más dispares y diferente suerte: Mickey Rooney, Judy Garland, Tatum O’Neil, Drew Barrymore, River Phoenix, Macaulay Culkin, Elijah Wood, Anna Paquin, Edward Furlong, Brad Renfro, Jamie Bell, Daniel Radcliffe… a algunos les hemos visto triunfar y madurar con el paso de los años, otros han conseguido remontar sus trayectorias tras pasar unos años ciertamente escabrosos y otros, sencillamente, no pudieron con el peso de la fama y los flashes, a veces con finales trágicos.
Sin embargo, no es habitual que tras protagonizar un buen puñado de títulos –algunos de ellos inolvidables- , se abandone por completo la carrera de actor cuando apenas se ha superado la pubertad: tal es el caso de Barret Spencer Oliver, nacido el 24 de agosto de 1973 en Los Ángeles (California), y que debutó con apenas ocho años en un episódico de la televisiva serie sobre La Masa. Tras aparecer en un capítulo de El coche fantástico junto a David Hasselhoff, debutaría en la gran pantalla con un pequeño papel en Jeckyll y Hide… hasta que la risa los separe (Jerry Belson, 1982), al que le seguirían Bésame y esfúmate (Robert Mulligan, 1982) –junto Sally Field, James Caan y Jeff Bridges- y Más allá del valor (Ted Kotcheff, 1983) –protagonizada por Gene Hackman, Robert Stack y Fred Ward- .
Fue el director alemán Wolfgang Petersen quien le dio la alternativa como protagonista absoluto en una obra clave de los años ochenta: Barret encarnó a Bastian, el niño solitario que se refugiaba en los libros y vivía, literalmente, una increíble aventura en las páginas de La Historia Interminable (1984). Trabajaría después con directores tan prestigiosos como Wes Craven –Invitation to Hell (1984)- o Tim Burton –el cortometraje Frankenweenie (1984)- , antes de volver al celuloide con las recordadas D.A.R.Y.L. (Simon Wincer, 1985) y Cocoon (Ron Howard, 1985).
Volvió por un tiempo a la pequeña pantalla: Autopista hacia el cielo, Más allá de los límites de la realidad o el telefilm El jardín secreto (Alan Grint, 1987) fueron algunos de los trabajos donde pudimos verle. Regresaría a la ciencia-ficción en Cocoon: el retorno (Daniel Petrie, 1988) y formó parte del elenco de Escenas de la lucha de sexos en Beverly Hills (Paul Bartel, 1989).
Tras este film, Oliver decidió retirarse como intérprete a la prematura edad de dieciséis años. Hoy, con un look irreconocible, vive y trabaja en L.A. como fotógrafo profesional, y como tal imparte clases, de cuando en cuando expone algunos de sus trabajos en diferentes galerías de arte e incluso publicó un libro en 2008.