Quizá nominarla en diez categorías para luego dejarle el casillero a cero haya sido demasiado castigo para La gran estafa americana (David O. Russell, 2013); pero no es menos cierto que la nueva película del director de la oscarizada El lado bueno de las cosas (2012) adolece de un guion demasiado elemental, incluso previsible, sin más piedra angular que un twist final con el que intentar deslumbrar al personal.
Eso sí, sobresaliente su póker de actores: Christian Bale, Amy Adams, Bradley Cooper, Jeremy Renner, Jennifer Lawrence y una breve pero intensa aparición especial no acreditada de Robert De Niro en esta historia de timadores, políticos, mafiosos y demás calaña… [leer crítica]
«Se despertó, y un torrente de confusas sensaciones invadió rápidamente su cuerpo. Euforia. Agotamiento. Alegría. Nervios. Se prometió a sí mismo que no se pellizcaría, pero por un instante no pudo evitar pensar: ¿y si todo ha sido un sueño? Por suerte, ahí estaba la prensa, las redes sociales, las llamadas perdidas y los innumerables mensajes, escritos y de voz, que se agolpaban, esperando pacientemente turno, en su teléfono móvil, para certificar que no había sido un sueño. Que había ocurrido. Que un pasaporte le esperaba para llevarle nada menos que a Hollywood…»
Este podría ser el comienzo de un relato imaginado, pero así es como me imagino que pueden haber transcurrido las últimas horas en la vida de Esteban Crespo García, un director y guionista madrileño que, para sorpresa de muchos –no para los que venimos siguiendo su trayectoria desde hace tiempo- , ha pasado de ser un completo desconocido a convertirse en un nombre familiar. Lo mismo ocurre con su obra Aquel no era yo, un magnífico cortometraje que, tras cosechar cientos de galardones y reconocimientos –entre ellos, el Primer Premio del FESCIGU 2012 y el Goya en 2013– , ha conseguido meterse entre los cinco candidatos a la gran quimera, el premio gordo, la preciada estatuilla: el Oscar. Y precisamente con el hastag#AporelOscar, Esteban y parte de su equipo comenzarán desde ya la intensiva campaña para difundir, aún más si cabe, su excelente trabajo, incluso viajando en breves fechas a Los Ángeles (California, USA), para que en la madrugada el 1 al 2 de marzo (hora española) ningún miembro de la Academia de Cine norteamericano tuerza el gesto cuando oiga el título, traducido al anglosajón, de That wasn’t me. Será duro: enfrente tendrá trabajos procedentes de Francia, Dinamarca, Finlandia y la que creo que puede ser su máxima competidora, The Voorman Problem (Gran Bretaña), que cuenta con la ventaja no sólo del idioma, sino de tener en su elenco a dos actores ya conocidos en la industria como son Martin Freeman y Tom Hollander. Al menos, podemos dar por hecho que nuestros embajadores –Antonio Banderas, Pedro Almodóvar, Javier Bardem, Penélope Cruz…- harán buena campaña a favor de esta soberbia obra cinematográfica de casi veinticinco minutos de duración.
Dejando a un lado –al menos momentáneamente- el alegrón y las merecidas felicitaciones para el bueno de Esteban y todo su equipo, hablemos un poco del resto de nominados. Ya todos sabréis que La gran estafa americana (David O. Russell, 2013) y Gravity(Alfonso Cuarón, 2013) son, por número de candidaturas -diez para cada una- , las dos principales favoritas, seguida de 12 años de esclavitud (Steve McQueen, 2013), con nueve. También que Meryl Streep, con Agosto (John Wells, 2013) alcanza su 18ª nominación… claro que esa cifra parece pecata minuta si la comparamos con las cuarenta y nueve veces que el maestro John Williams ha sido llamado al Kodak Theatre, en esta ocasión por La ladrona de libros (Brian Percival, 2013). Y también, no lo olvidemos, que si Frozen(Chris Buck & Jennifer Lee, 2013) se alza con el premio a Mejor Largometraje de Animación, en algo habrá tenido que ver otro español -y alcarreño, para más señas- , Juan Solís… Pero en vez de soltar la chapa aquí, en crudo, mejor planteo una serie de interrogantes que quizás también vosotros os habéis preguntado tras conocer la lista completa…
¿Por qué ese empeño de tener nueve candidatas a Mejor Película cuando en el resto de categorías son muchas menos? Se producen así situaciones un tanto hilarantes: no va a ocurrir, pero Her(Spike Jonze, 2013) podría llevarse la perra gorda sin tener candidatos de dirección o interpretación…
¿Por qué la categoría de Maquillaje y Peluquería sólo cuenta con tres nominados? Agravio comparativo para con este departamento…
¿Por qué algunos nombres que parecían cantados hasta hace bien poco se han quedado fuera? Caso de Paul Greengrass y Tom Hanks (Capitán Phillips), Idris Elba (Mandela: del mito al hombre), Forest Whitaker y Oprah Winfrey (El mayordomo) o Daniel Brühl (Rush).
¿Por qué se han olvidado de títulos tan interesantes como Cruce de caminos (Derek Cianfrance, 2012) o Antes del anochecer (Richard Linklater, 2013)? Y hablando de ésta, ¿alguien me puede explicar su candidatura a Mejor Guión… Adaptado?
Y, por último, y por la parte que más de cerca nos toca: ¿por qué algunas de las grandes candidatas de este año aún no han sido estrenadas en España?La gran estafa americana llegará el próximo 31 de enero; en febrero lo harán Nebraska(AlexanderPayne, 2013) –día 7- , Philomena(Stephen Frears, 2013) -día 21- y Her –día 28- ; y nada menos que hasta el 14 de marzo habrá que esperar para poder ver Dallas Buyers Club (Jean-Marc Vallée, 2013). No me malinterpretéis, pero no seré yo quien se escandalice si el día de mañana estas películas apenas tienen respuesta en nuestra taquilla. Y a buen entendedor…
Despido esta breve previa sobre los Oscar con el tema principal de Mandela: del mito al hombre (Justin Chadwick, 2013), segunda oportunidad para los irlandeses U2 de llevarse el codiciado premio tras el varapalo que supuso perderlo, para asombro de propios y extraños, hace ahora once años y nada menos que frente al olvidado Eminem…
Amable, simpática, bienintencionada y por momentos ciertamente divertida, El lado bueno de las cosas es, sin duda, una vía de escape a la hipócrita realidad de nuestra cotidianidad diaria. No es una gran película, y es probable que tampoco trascienda de aquí a unos años. Pero David O. Russell -director de Tres reyes (1999) o The Fighter (2010), entre otras- ha sabido sabido darnos unas buena dosis, bastante necesarias en los tiempos que corren, de buenrollismo y perspicacia bajo la apariencia de corriente melodrama.
Contribuyen al buen resultado del film sus justas pretensiones, su sobria puesta en escena y un eficaz elenco comprometido para la causa… [leer crítica]