Sin salirse del guion

GALA DE LA 29 EDICIÓN DE LOS PREMIOS GOYALa edición número 29 de los Premios del Cine Español, los Goya, sin duda será recordada en años venideros por su excesiva duración –tres horas y cuarenta y cinco minutos, casi una hora por encima de lo previsto- , por la suavidad de los discursos –hay quienes ya hablan de un pacto de no agresión entre la Academia y el Gobierno- , por los altibajos de una gala plagada de tópicos chascarrillos en el guion y de incomprensibles fallos en la realización televisiva, y por confirmar, ya sin género de dudas, a Alberto Rodríguez y La isla mínima como los grandes triunfadores de la temporada, cosechando nada menos que diez cabezones –igualando la marca de Blancanieves (Pablo Berger, 2012) y quedándose a cuatro de ¡Ay, Carmela! (Carlos Saura, 1990) y a cinco del récord de Mar adentro (Alejandro Amenábar, 2004)- .

Vayamos por partes: sin la emoción de tener a un alcarreño entre los finalistas –lo del origen molinés de Álex Catalán no lo he sabido hasta esta misma mañana- , seguí la ceremonia con un ojo puesto en la tele y otro en Twitter. De hecho, debo agradecer infinitamente a todos los blogueros, followers, cinéfilos y espontáneos que tuvieron a bien interactuar y debatir conmigo la velada a través de la citada red social: fue una verdadera tabla de salvación para sobrellevar los momentos más plomizos de la misma. Ya desde el inicio, hubo un runrún en los hastags #Goya2015 y #Goyas2015 –aunque el oficial era el segundo, el primero fue trending topic durante buena parte de la noche- : ¿ese número de apertura con Ana Belén, Eduardo Noriega, Lolita, Miguel Poveda, Hugo Silva… era en playback o el audio estaba desincronizado? La duda no se despejó ni en las intervenciones ni en otros momentos musicales de la gala, ya que el desfase iba y venía. Por cierto, que esa obertura terminó con una nutrida representación de actores en el escenario cantando, ante las mismísimas narices del ministro José Ignacio Wert, un Resistiré que entonces sonaba a declaración de intenciones; luego hubo quien pensó que, en realidad, ya estaban anunciando lo inesperadamente larguísima que iba a ser la ‘fiesta del cine español’…

29ª edición de los Premios Goya 2015 - Beso de Dani Rovira y Clara LagoDani Rovira salió algo acelerado, pero poco a poco se asentó sobre las tablas y nos regaló buenos momentos gracias a su complicidad con Javier Gutiérrez, Antonio Banderas o Penélope Cruz. Fue sin duda de lo más destacable, incluso cuando tuvo que sacar adelante una serie de chistes bastante flojos que provocaban cierto sonrojo, supo mantener el nivel incluso después de saberse ganador del Goya al Mejor Actor Revelación por su trabajo en Ocho apellidos vascos -y de haber protagonizado el momentazo de la noche con su compañera Clara Lago– y proclamó hasta dos veces su afición por ¡la miel de la Alcarria! ¿En Peñalver habrán tomado nota para proponerle para el próximo Peso En Miel?

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Por ponerle un pero tanto a él como a sus también premiados compañeros Karra Elejalde y Carmen Machi: todos alabaron a su director, el ausente Emilio Martínez-Lázaro, pero ninguno dedicó una sola palabra a los guionistas del film, Borja Cobeaga y Diego San José. Muchas críticas en la red ante tal descuido. Emotivas, eso sí, las dedicatorias de Elejalde y Machi para los desaparecidos Álex Angulo y Amparo Baró.

Antes hablaba de la ligereza de los discursos. Y es que si bien el presidente Enrique González-Macho fue bastante contundente a la hora de exigir la reducción –o eliminación- del IVA cultural –poniendo como ejemplo a países como Francia o Estados Unidos, “que hacen del cine una cuestión de estado”– y Pedro Almodóvar salió a escena con un tajante “saludo a todos los amigos y amantes del cine, usted señor Wert no está incluido”, ninguno de los premiados, a diferencia de años anteriores, hizo referencia Goyas2015_777albertoralguna a temas como la corrupción, los desahucios o los enfermos de Hepatitis C. Nadie se salió de los clásicos agradecimientos a familiares, amigos y compañeros de nominación. Willy Toledo, Alberto San Juan, Pilar y Javier Bardem no estuvieron anoche. Para bien o para mal, se notó.

Otro tema que caldeó bastante las redes fue, otro año más, el trato que se dispensa a los cortometrajistas. En un intento de enterrar enfrentamientos pasados, González-Macho dedicó el final de su discurso a este colectivo con unas palabras con cierto aire de paternalismo; algo que se le podría perdonar si no fuese porque aprovecharon para subir -de rondón, con nocturnidad y alevosía- al escenario a todos los nominados para sentarles en sillitas plegables, no presentarles –hubiera estado bien si la Academia hubiese promocionado una pequeña ovación para ellos- y acortar notablemente el recorrido de los ganadores hasta el atril, impidiéndoles su paseíllo de gloria como el resto de triunfadores. De nuevo, un trato diferenciador que emborronó un momento que últimamente siempre es polémico. En fin…

Largos, muy largos fueron los discursos. Muy cacareado el del propio González-Macho -¡nueve minutazos!- , pero Giovanni Maccelli –Mejor Cortometraje de Animación- y Banderas no se quedaron atrás: el primero, con un speech que casi duró más que su propio corto; el segundo, con una ristra de folios en el que repasó todo lo humano y diGoyas2015_banderasvino del arte y la cultura españoles. Pero me gustaron las palabras del Goya de Honor, no sólo por reivindicar nuestro patrimonio cultural, sino por dedicar su homenaje “a todos aquellos que hacen cine pero que nunca ganarán un premio”: conductores, pintores, escultores, eléctricos, catering…

Muy mal la realización televisiva de TVE, seguramente de las peores de los últimos años. Incontables fueron las veces que pincharon cámaras locas, una vez se fueron a negro, otra pincharon una señal distorsionada, evitaron –siempre que fue posible- primeros planos del ministro… y, sobre todo, no tuvieron la habilidad de reducir la duración de la gala cuando esta se iba de las manos: a la 1:15 de la madrugada, y faltando aún cinco galardones por entregar, no se puede dar paso a otra actuación musical, por mucho que esté en escaleta.

Lamentable el número de Álex O’Dogherty a lo Ross Geller –Friends– creando ‘su música’. Se echó muchísimo de menos a los Muchachada Nui –Alfonso Sánchez y Alberto López tienen gracejo, pero su número era un sosías de Faemino y Cansado- . Se extrañó también la presencia de los anteriores ganadores -¿estaban Javier Cámara, Marián Álvarez, Javier Pereira, Natalia de Molina, Fernando Franco, Roberto Álamo…?- . Y, desde el punto de vista del reparto de premios, creo que es una verdadera lástima que, en un año tan prolífico, rico y variado para el cine español, una cinta se haya llevado casi todo y el resto hayan tenido que conformarse con las migajas. En algunos casos, ni eso.

Una gala plana, larga, deslucida, previsible y autocomplaciente. Precisamente, todo lo contrario de lo que ha sido la cosecha de este pasado 2014. Esperemos que, después del peñazo goyesco, nuestros espectadores no vuelvan a salir huyendo…

[Palmarés completo de los Goya aquí]

Y los nominados son…

Con relativa puntualidad, pocos minutos pasadas las once de la mañana, hemos conocido hoy todos los nominados a los Premios de la Academia del Cine Español, los Goya 2015, que este año alcanzará su 29ª edición. Muchas candidaturas esperadas y alguna ausencia significativa han marcado esta breve y austera lectura de candidaturas, con Enrique González Macho presidiendo un acto que ha contado también con la participación de las actrices Marian Álvarez y Blanca Suárez y del realizador Kike Maíllo.

Entre los más esperado -obviando lo evidente, el Premio de Honor que recibirá Antonio Banderas, distinción que se anunció hace semanas- , y en un año en el que crítica y público parecían haberse puesto de acuerdo a la hora de aplaudir producciones autóctonas, era bastante previsible que La isla mínima y El niño acapararan casi todas las categorías, con 17 y 16 nominaciones respectivamente, rompiendo el récord de candidaturas que hasta ahora ostentaba Mar adentro (Alejandro Amenábar, 2004) -que por el momento sigue siendo la cinta más premiada, con catorce cabezones– . Los films de Alberto Rodríguez y Daniel Monzón competirán directamente entre sí por Mejor Película, Director, Actor de Reparto –Antonio de la Torre vs. Eduard Fernández– Actriz de Reparto –Mercedes León vs. Bárbara Lennie– , Guion Originial, Música Original, Dirección de Producción, Montaje, Vestuario, Sonido, Fotografía, Dirección Artística, Maquillaje/Peluquería y Efectos Especiales. Ya sabéis lo que opino de ambas cintas, y si me preguntan, me decantaría antes por el thriller de manual pero tremendamente efectivo de Monzón que por la sobrevaloradísima y tramposísima propuesta de Rodríguez.

islaminima2Javier Gutiérrez y Raúl Arévalo, ambos por La isla mínima, acaparan el cincuenta por ciento de los nominados a Mejor Actor Protagonista, categoría que se completa con Ricardo DarínRelatos salvajes– y Luis BermejoMagical Girl– .

En cuanto a las actrices protagonistas, también eran de esperar las nominaciones de María León Marsella– , Macarena GómezMusarañas– , Elena AnayaTodos están muertos– y Bárbara LennieMagical Girl– , quien, por cierto, tiene el honor de hacer doblete en nominaciones. Echo en falta, si acaso, a la mismísima Carmina Barrios –Carmina y amén– ya nominada por este no-personaje hace dos años pero que encuentro mucho más completo aquí.

El gran éxito de Relatos salvajes -10 nominaciones- , Mortadelo y Filemón contra Jimmy el cachondo -6- y Ocho apellidos vascos -5- justifican sus opciones en diferentes apartados; raro sería que las dos primeras no se hicieran con los galardones a Mejor Película Iberoamericana y Mejor Largometraje de Animación, respectivamente. Con siete posibilidades se queda Magical Girl, la triunfadora en el pasado Festival de San Sebastián, que si bien pueden saber a poco tras llevarse la Concha de Oro, pueden justificarse por su discretito paso por la cartelera. Me sorprende gratamente que un documental –Paco de Lucía: la búsqueda– opte también a Mejor Dirección Novel –Francisco Sánchez Varela– y Montaje; pero me desconcierta que Loreak, con sólo dos nominaciones, se cuele entre las candidatas a… ¡Mejor Película!

musaranas_macarenaEn el otro lado de la balanza, están las que esperábamos que tuviera alguna nominación más. 10.000 km sólo podrá optar a alzarse con los premios a Mejor Dirección Novel –Carlos Marqués-Marcet– y Actor y Actriz Revelación –David Verdaguer y Natalia Tena– ; sospecho que su tempranísimo estreno -marzo de 2014- haya hecho que no pocos académicos se hayan olvidado injustamente de esta notabilísima ópera prima. Tres cuartos de lo mismo se podría decir de Carmina y amén, que nos llegó apenas unas semanas después -abril 2014- y cuyas opciones recaen únicamente en los hombros de  Yolanda Ramos -Actriz Revelación- . Y también me saben a poco las tres nominaciones de Musarañas -Dirección Novel, Actriz Protagonista y Maquillaje/Peluquería- , aunque bien es verdad que Macarena Gómez parte como favorita en su categoría y que, particularmente, me da mucha alegría la doble nominación para Juanfer Andrés & Esteban Roel.

Por último, comentar que mi documental favorito, Baratometrajes 2.0, se ha quedado fuera de la finalísima, y que -oh, my god!- no he visto ninguno de los trece cortos nominados repartidos en tres categorías -Ficción, Animación, Documental- . Me toca hacer los deberes en este apartado -así como ver cintas que aún tengo inéditas, caso de Magical Girl, Mortadelo y Filemón o Relatos salvajes, y así proponeros la correspondiente porra- antes de ponernos de tiros largos para la gala, que será el próximo 7 de febrero en Madrid.

[Ver listado completo de nominados en la web de la Academia]

Goyas 2014: «Cuerdas», la salvación frente al aburrimiento

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Pedro, exultante, luce su ‘cabezón’ por ‘Cuerdas’. Foto (C) Alberto Ortega / http://premiosgoya.academiadecine.com

Nunca antes habíamos sufrido tanto viendo una gala de los Goya: ahí estábamos, con los nervios a flor de piel y pegados a la pantalla, viendo cómo Álex O’Dogherty interpretaba una alegre y divertida cancioncilla en homenaje a los cortos de animación, comiéndonos las uñas, impacientes, casi histéricos, con el corazón a punto de salírsenos por la boca… hasta que por fin alguien dijo la palabra mágica de siete letras: Cuerdas. Y saltamos, y gritamos, y botamos, y nuestro querido amigo Pedro Solís bajaba por la escalinata del patio de butacas camino al escenario, donde su segundo cabezón le estaba esperando.

En un discurso sublime, Pedro se ha acordado de su productor Nicolás Matji, del equipo de La Fiesta P.C. que había colaborado desinteresadamente en este proyecto durante los últimos dos años, de toda la gente de Guadalajara “cuyos gritos los estoy escuchando desde aquí” –y entonces volvimos a gritar y a aplaudir- , de sus padres y hermanos… pero sobre todo, y como ya sabemos, de sus hijos Alejandra “por haberme inspirado esta historia”– y Nicolás “ojalá nunca me hubieses inspirado esta historia”– y de su mujer Lola, por todo el apoyo y el cariño y “por todo lo que no has llorado delante de mí”. Emocionado pero contenido, manteniendo el tipo ahí delante de los Bardem, los Trueba y el resto de la plana mayor de todo el cine patrio, con su presidente Enrique González Macho a la cabeza.

Cito al productor de la añorada Alta Films porque si Pedro ha sido la luz, el clímax, el momento más apoteósico de la ceremonia –al menos, para quien esto escribe, aunque sea por razones puramente personales- , el actual máximo responsable de la Academia ha sido justo el extremo opuesto. Con un discurso rancio, quejicoso, decimonónico y hasta destartalado –dos o tres veces se ha ido por las ramas, traspapelando incluso una de las páginas- , ha vuelto a repetir por enésima vez los que él y otros acólitos consideran los males innatos del cine español: la piratería, el IVA cultural, las trabas del gobierno… nada que no supiéramos ya, pero tampoco nada nuevo con respecto a su mismo speech del pasado año. Trescientos sesenta y cinco días después y sin un éxito clamoroso como bote salvavidas para nuestra taquilla –a pesar de los buenos resultados de títulos como Las brujas de Zugarramurdi o 3 bodas de más, esta temporada no hemos tenido un Tadeo Jones o un Lo imposible para competir de igual a igual con el Goliath Hollywood- , se hubiera agradecido algo más de autocrítica, o al menos, alguna idea para afrontar el complejísimo futuro que tiene ante sí el séptimo arte en nuestro país. Pero no: solo lamentos. Lamentable su velado pisoteo hacia las palabras y la labor de su antecesor en el cargo, Álex de la Iglesia, con esa referencia hacia internet y el futuro, un tipo que sí que supo atisbar los males de nuestra cinematografía y se lo cepillaron antes de poder mover un dedo para cambiar las cosas. Y ya no hablemos del peloteo hacia el presidente de la Comunidad de Madrid, quien, a diferencia del (ausente) ministro de incultura –como le calificó Javier Bardem– , sí estuvo presente en el patio de butacas.

El resto de la velada se ha movido por los parámetros más o menos esperados: una fiesta que no es una fiesta –en serio, ¿hace falta ser tan estirado para salir a presentar un premio, sin soltar un simple chascarrillo? Sólo Bardem pareció salirse del guion para aplaudir a la Marea Blanca- , una duración excesiva, un libreto que cada año es más soso que el anterior –qué decepción Manel Fuentes: sin chispa, sin punch, sin gracia- con momentos sonrojantes –ese lamentable numerito musical- y sketches muy, pero que muy flojos –a rescatar, si acaso, el enfrentamiento entre Alberto Chicote y el Caníbal Antonio de la Torre– . El ya citado Álex O’Dogherty sí que ha sabido darle un poco de salsa a la hora de presentar las tres categorías de cortometrajes. Pero el gran momento chanante, surrealista e impagable ha sido cuando Ernesto Sevilla, Joaquín Reyes, Julián López, Carlos Areces y otros miembros de su muchachada, acompañados por un divertidísimo Raúl Arévalo, han presentado y recreado, en vivo y en directo, cuatro candidatas ficticias y futuras a obtener premio: 23-F Transformers, [REC]ortados, Saber y ganar. La película y el musical Merienda-Cena. Siete minutos sublimes para guardar en videoteca.

¿Y sobre los premiados? Bueno, si acaso comentar que me da rabia que, tras una semana de intensa maratón de cine español, me he quedado sin ver la peli que finalmente ha triunfado: Vivir es fácil con los ojos cerrados. Como bien ha dejado caer su también galardonado protagonista, Javier Cámara, ojalá este palmarés sirva para que repongan la peli –un título, os recuerdo, que a fecha de hoy ni está en cartelera ni ha sido lanzada en formatos domésticos y/o plataformas digitales- . La cinta de David Trueba –quien se ha llevado a su casa dos cabezones, Dirección y Guion Original, tras veinte años sin conseguir ni uno- ha cosechado un total de seis galardones importantes –a los ya citados hay que añadir Mejor Actriz Revelación para Natalia de Molina y Mejor Música Original para Pat Metheny– . Ocho le han caído a Las brujas de Zugarramurdi, casi todos técnicos salvo por el de Mejor Actriz de Reparto para Terele Pávez –estaba casi cantado, y toda la sala se ha puesto en pie para homenajear a la inolvidable actriz de Los santos inocentes– . Y La herida no puede quejarse: Mejor Actriz Protagonista para Marian Álvarez y Mejor Dirección Novel para Fernando Franco; puede parecer poco, pero tras arrasar en San Sebastián y en los Premios José María Forqué, bastante buena cosecha ha tenido este sobrevaloradísimo dramón. Una lástima que, entre tanto reparto, mis dos películas favoritas se hayan ido casi de vacío: lo de Alacrán enamorado era casi de esperar –competía en cuatro categorías con rivales muy fuertes- , pero el imprevisible castañazo se lo ha dado La gran familia española, con un bagaje final de once nominaciones y sólo dos cabezones –Mejor Actor de Reparto, merecido, para Roberto Álamo, y Mejor Canción Original- , que saben a muy poco.

En general ha sido una gala aburrida, sin sorpresas, sin puntos fuertes, y cuyo estilo esquemático y repetitivo –lo de meterse en las películas nominadas está pero que muy visto; los números musicales hay que modernizarlos o eliminarlos- empieza a sonar a hueco y agotado. Esperamos, eso sí, un relanzamiento de la cinta de Trueba –y que nos llegue a los que vivimos en provincias- , y brindar con Pedro por su segundo cabezón, como se merece.

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Foto de familia de los premiados. A la izquierda vemos a Pedro, de cachondeo con Roberto Álamo. Foto (C) Alberto Ortega / http://premiosgoya.academiadecine.com
[Palmarés completo aquí]