La marcha de J.J. Abrams al universo lucasiano tras haber resucitado con brío a la tripulación del Enterprise -gracias a una vibrante y brillante aventura completamente nueva y a una continuación quizá algo menos novedosa pero igualmente disfrutable- abrió un profundo debate sobre la idoneidad o no de quien resultó elegido para sustituirle, Justin Lin. En ‘Star Trek: Más allá’ (2016), cinta que viene algo lastrada por el recuerdo de los tristemente fallecidos Leonard Nimoy y Anton Yelchin, todo funciona pero nada brilla especialmente, convirtiéndose en una cinta de argumento austero y carente de la osadía y el espíritu de las dos cintas precedentes.
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