‘Los del túnel’: Héroes y cretinos

Una historia que comienza por el final, un puñado de necios como protagonistas y un tono tremendamente crítico con más carga satírica que paródica. Quienes vayan a ver ‘Los del túnel’ (Pepón Montero, 2017) pensando que se van a partir de risa con una fácil parodia ibérica de las catástrofes hollywoodienses, se encontrará una feroz y perversa crítica al ideal estandarizado de individuos socialmente aceptables, sin tacha, capaces de mejorarse a sí mismos y a los que les rodea tras sobrevivir a una tragedia…

Podéis leer la crítica completa en Cultura En Guada.

‘Tarde para la ira’: Cine en las venas

Raúl Arévalo Zorzo siempre quiso ser cineasta antes que actor. Pero la vida le llevó por los derroteros de la interpretación, oficio que, sin recelos, asimiló con entusiasmo, mucho trabajo y un talento innato ante la cámara. Así lo intuíamos algunos ya desde sus comienzos adolescentes en la televisiva ‘Compañeros’ -formó parte de esa segunda generación que no alcanzaría el carisma de los Quimi, Valle y compañía, pero Arévalo destacó por encima de otros quintos como David Janer, Begoña Maestre o Álex García- y en ‘Azuloscurocasinegro’ (2006), su primer trabajo importante en la gran pantalla de la mano de su primo, el debutante Daniel Sánchez Arévalo. Desde ahí, su carrera ha sido imparable, convirtiéndose, por méritos propios, en uno de los actores más importantes -si no el que más- de su generación.

Pero Raúl tenía su espinita clavada, la dirección. Y un magnífico guion, escrito a cuatro manos junto a su colega David Pulido, cogiendo polvo en una estantería. Hasta que el destino quiso que en su camino se cruzaran Beatriz Bodegas y una productora pequeñita, La Canica, que sí se atrevieron con una historia ambivalente, hosca, violenta, áspera e incómoda que nadie más quería apoyar. Órdago a la grande, pero desde la humildad y el trabajo. Se nota.

tarde-para-la-ira-banner‘Tarde para la ira’ es un amoral y contundente relato venganzas y rencores, de arrepentimientos y engaños, de cabrones que agachan la cabeza y antihéroes que se toman la justicia por su mano. El cambio de roles que marca el epicentro de la película resulta tan fascinante como turbador, precipitando un relato cimentado en minuciosos y sutiles detalles en un doloroso e inquietante torrente de violencia, nada gratuita. Arévalo hace un cine que le sale de las tripas, que lo ha mamado de Peckinpah, de Tarantino, de Carlos Saura, y lo pone en práctica con lo que ha aprendido de todos y cada uno de los directores con los que ha trabajado. Y esa pasión inusitada se impregna en cada escena, en cada fotograma, cada personaje creado ex-profeso para un cast inmejorable: Antonio de la Torre, Luis Callejo, Ruth Díaz -¿de dónde ha salido esta fascinante actriz?- , Manolo Solo…

Premios aparte, ya veremos qué camino tomará a partir de ahora el mostoleño. Costaría perderle como actor, y algo me dice que, poco a poco, sus apariciones en pantalla se irán volviendo más esporádicas y ocasionales. Pero ojo, porque podemos estar ante la eclosión de uno de los realizadores más potentes e interesantes de los próximos años. Tiempo al tiempo.

El Corto de la Semana: «Alumbramiento»

Ayer 3 de abril se cumplieron tres años desde que nos dejara Mariví Bilbao, muy popular por las teleseries Aquí no hay quien viva (2003-2006) y La que se avecina (2007-2012), pero que también había participado en películas como Salto al vacío (Daniel Calparsoro, 1995), Malena es un nombre de tango (Gerardo Herrero, 1996), La comunidad (Álex de la Iglesia, 2000), Torremolinos 73 (Pablo Berger, 2003) o El calentito (Chus Gutiérrez, 2005), entre otras.

Desde este humilde blog, valga este pequeño homenaje a esta estupenda actriz con este multipremiado cortometraje del año 2007, Alumbramiento, dirigido por Eduardo Chapero-Jackson y que fue reconocido, entre otros, con los premios a Mejor Cortometraje en los European Film Awards y en el Festival Iberoamericano de Cortometrajes, así como diversos galardones en el Festival de Cine de Málaga, en Alcine y el FESCIGU.

Luis, sé fuerte

Basada en la obra de teatro Ruz-Bárcenas dirigida por Alberto San Juan y contando con los mismos actores que les dieron vida en los escenarios, David Ilundain lleva a la pantalla la sorprendente y pasmosa declaración que el extesorero del PP Luis Bárcenas (Pedro Casablanc) realizó ante el juez Pablo Ruz (Manolo Solo).

Una película sorprendente e hipnótica, no ya solo por el magnífico trabajo interpretativo de los dos protagonistas y por su excelente planificación en un entorno claustrofóbico, sino por la gran cantidad de datos y revelaciones que se suceden en un ejercicio de no-ficción dramatizada pocas veces vista en nuestro cine. Un proyecto que, además, no contó con ningún tipo de apoyo oficial e institucional, sino que se levantó con las diferentes aportaciones que 597 micromecenas hicimos a la producción a través de una plataforma de crowdfunding… [leer crítica en Cultura En Guada]