Hace unos meses, Bob Yareham, de la asociación sin ánimo de lucro España de Cine -y autor del libro ‘Movies Made in Spain’- se puso en contacto conmigo para darme a conocer unas jornadas que iban a llevar a cabo en el Parador Nacional de Sigüenza donde se debatirían ideas, propuestas y posibles proyectos para lanzar Guadalajara como una provincia con un potencial enorme como destino turístico, cultural y cinematográfico. Lo que son las cosas, lo que empezó como una amable invitación para asistir como un espectador anónimo, al poco tiempo se convirtió en un ofrecimiento para participar activamente como uno de los ponentes de la convocatoria. Y a mí, que me va la marcha -ya lo sabéis- , me fue imposible decir que no.
Tras varias semanas buceando en internet y otras fuentes, me preparé no poco material audiovisual con el que poder hacer un recorrido cronológico, aunque fuese de puntillas, lo suficientemente interesante como para no aburrir al personal -me tocaba dar la primera conferencia, nada menos que a las soporíferas cuatro de la tarde- : y así, empezando por Marlon Brando vestido de Torquemada en ‘Cristóbal Colón: El descubrimiento’ (John Glen, 1992), que era lo que el escenario me pedía, ilustré mi charla con decenas de fotos, carteles, secuencias y algún qué otro making of con el que comentar algunos de los cientos de rodajes que desde hace casi un siglo ha albergado algún punto, por remoto que sea, de la provincia de Guadalajara: desde ‘Agustina de Aragón’ (Florián Rey, 1928), en la misma Sigüenza, hasta el más reciente ‘Juego de Tronos’ (TV, 2016) en el Castillo de Zafra (Campillo de Dueñas), pasando por ‘Espartaco’ (Stanley Kubrick, 1960) en Iriépal y Taracena; ‘La tía Tula’ (Miguel Picazo, 1966) y ‘Una historia inmortal’ (Orson Welles, 1968) en Brihuega; o las múltiples filmaciones que han tenido como escenario principal la cárcel de Guadalajara o el Fuerte de San Francisco, ambos en la capital alcarreña.
El resto de ponencias fueron impartidas por Carlos M. Montero, director de Naturalvia, que habló de las sinergias que habría que estudiar y potenciar turísticamente entre los diferentes sectores con el cine como catalizador; el ya nombrado Bob Yareham, que nos mostró los aciertos, errores y olvidos que se producen en distintos lugares de toda España a la hora de mostrar y explotar los escenarios naturales de cine; Isidro Tenorio, de Tourisfilm, desgranó las simbiosis entre la hostelería y el Séptimo Arte, poniendo el foco en los hoteles de cine, los hoteles con cine y los hoteles tematizados de cine; cerró la velada Sergio García, de la Asociación Cultural Sad Hill, una entidad que trabaja por la recuperación y la reivindicación de los escenarios naturales de la película ‘El bueno, el feo y el malo’ (Sergio Leone, 1966) rodados en la provincia de Burgos, como ejemplo de labor cultural y de difusión desde el asociacionismo.

Particularmente, disfruté como un enano de toda la jornada. Quizá eché de menos haber compartido más tiempo de tertulia con mis compañeros tras las ponencias -prácticamente todos nos veíamos obligados a coger carretera de regreso hacia diferentes destinos- , aunque ya antes habíamos compartido una estupenda sobremesa; y también me faltó más apoyo y presencia tanto de instituciones como de posible público. Pero quizá este haya sido un pequeño y modesto paso hacia un objetivo más ambicioso, lejano pero no inalcanzable, para poco a poco ir logrando que Guadalajara, al igual que ya se viene haciendo desde hace unos años en Asturias o Almería, empiece a estudiar seriamente las infinitas posibilidades que tiene como destino turístico de cine pero también como escenario natural inmejorable para las grabaciones de series y películas, más allá de las puntuales y efímeras ocurrencias de algunos políticos que, como se dijo, lanzan el cohete sin un proyecto riguroso a medio y largo plazo detrás y sin contar con los profesionales autóctonos.
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