Atrapado en el tiempo

El Día de la Marmota.

¿Quién no ha tenido alguna vez la extraña sensación de vivir siempre lo mismo una y otra vez? Nuestra realidad social actual es tan cíclica como previsible: ya tengas que fichar en el trabajo cada día a la misma hora o ya estés sin empleo –cosa demasiado común hoy día, desgraciadamente- , hay muchos momentos repetitivos en nuestras vidas, tales como cumpleaños, navidades, aniversarios, etc. Bien, todos sabemos que es una falsa sensación, que el día de hoy es diferente al de ayer por pequeños o grandes matices, pero, ¿qué ocurriría si nos viésemos atrapados, literalmente, en la misma fecha del calendario una y otra vez?

En 1993, Harold Ramis era popularmente conocido por su papel de introvertido científico en las dos entregas de Los Cazafantasmas (Ivan Reitman, 1984-1989); pero, además de compaginar su discutible talento delante y detrás de las cámaras –además de ser también coguionista de estas comedias sobrenaturales junto con Dan Aykroyd, también habíamos podido verle en El pelotón chiflado (Ivan Reitman, 1981) o Baby, tú vales mucho (Charles Shyer, 1987), entre otras- , ya había dirigido, sin demasiado éxito, títulos como El club de los chalados (1980), Las vacaciones de una chiflada familia americana (1983) y Club Paraíso (1986). Sin embargo, su carrera como realizador dio un más que justo salto cualitativo gracias a este Atrapado en el tiempo, la historia de un hosco y antipático presentador de televisión –una suerte de Mr. Scrooge contemporáneo- que, tras ser enviado a un extravagante pueblo a cubrir la noticia de la celebración de una pintoresca jornada festiva, se ve, ilógica e incomprensiblemente, condenado a vivir una y otra vez la misma fecha…

atrapadoeneltiempoRamis supo combinar muy bien algunos de los parámetros habituales de la comedia americana ochentera –humor absurdo, situaciones estúpidas, personajes algo caricaturescos- con fábulas humanistas dickensianas –Cuento de Navidad– y sus vertientes cinematográficas más reconocibles, principalmente Qué bello es vivir (Frank Capra, 1946), aunque la historia la sitúe en un contexto diferente pero análogo -2 de febrero, el Día de la Marmota al que alude el título original- ; una mezcla tan sorprendente como afortunada, gracias, en gran parte, al irreverente pero indudable talento de Bill Murray, que sabe llevar a su personaje de la extravagancia a la que nos tenía acostumbrados al cariz más comedido y sosegado, mostrando una versatilidad que hasta entonces se le desconocía. Su química con Andie MacDowell, a priori imposible, es igualmente innegable.

Atrapado en el tiempo es, contrariamente a lo que se podía presuponer, una muestra de comedia ágil, inteligente y sencilla; un ejemplo de cómo un sólido guión, una ágil puesta en escena y un buen grupo de eficaces actores pueden convertir a una pequeña película en una estupenda obra cinematográfica. Un título a reivindicar.

Recomendado para degustadores de comedias inteligentes.

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