Los Cazafantasmas *

¿A quién vas a llamar?

Tal vez algún día, en algún lugar, alguien escriba un sentido y respetuoso tratado sobre un género que a muchos avergüenza de cara a la galería, pero que una mayoría silenciosa no tenemos reparo en reconocer que, para bien o para mal, influyó en nuestra educación fílmica: la comedia americana de los ochenta. Pero, ¿quién no se ha echado alguna carcajada, aunque sea clandestina, con Aterriza como puedas (Jerry Zucker, Jim Abrahams, David Zucker 1980), Loca academia de policía (Hugh Wilson, 1984), Porky’s (Bob Clark, 1982), Los dioses deben estar locos (Jamie Uys, 1981), Esta casa es una ruina (Richard Benjamin, 1986), Despedida de soltero (Neal Israel, 1984), etcétera? […] Hoy quiero homenajear especialmente a una cinta inolvidable que no solamente ha conseguido sobrevivir al paso del tiempo, sino que popularizó un lema -estribillo de su principal tema musical, obra de Ray Parker Jr.- y un sencillo logo que son ya iconos indiscutibles de aquella década prodigiosa.

Finales de los setenta: un joven de origen checoslovaco, Ivan Reitman, consigue meter la cabeza en Hollywood y debuta en la Meca del Cine como productor de la mano del guionista Harold Ramis, el director John Landis y algunos emergentes actores como el malogrado ex-Blues Brother John Belushi, Tom Hulce, Karen Allen, Kevin Bacon o Donald Sutherland con Desmadre a la americana (John Landis, 1978). Tras el éxito de ésta, pasaría a la dirección formando tándem con Ramis como guionista y ocasional actor de Los incorregibles albóndigas (1979) -donde se les uniría por vez primera Bill Murray– y El pelotón chiflado (1981). Con la llegada al grupete, también como actor/guionista, de Dan Aykroyd -el otro cincuenta por ciento de los Blues Brothers y curtido en el mítico Saturday Night Live televisivo- , la conjunción dio lugar a Los Cazafantasmas (1984), la comedia sobrenatural por antonomasia, donde tres científicos de medio pelo montaban un negocio dedicado a la captura de espíritus , fantasmas otros y entes paranormales. No nos engañemos: la película parte de un planteamiento bastante chorra, y tenía todos los ingredientes para que tamaña americanada se diera un piñazo de padre y muy señor mío. Sin embargo, y contra pronóstico, todo funcionó con la perfección de un reloj suizo: los golpes de humor, elegantes, estaban bien dosificados en el metraje; los efectos especiales, sencillos y divertidos a la vez que espectaculares, adornaban la cinta con genuinos momentos de Sci-Fi; cada actor encarnó a la perfección su papel -Murray como el mujeriego y despreocupado líder del grupo; Aykroyd con ese aire de niño grande; y Ramis como impasible ratón de biblioteca- ; y, sobre todo, la cinta desprendía un buen rollo, un colegueo, un ritmo desenfadado que invitaba a unirse a esta fiesta audiovisual a todo aquel que quisiera entrar en su onda. Algunas secuencias se convirtieron, por derecho propio, en inovidables momentos que aún hoy recordamos por su genialidad: el inquietante prólogo en la Biblioteca Pública de Nueva York; los huevos friéndose solos en la encimera; los monstruosos brazos que atrapan a una aterrorizada Sigourney Weaver en el sillón de su apartamento; «me ha moqueado»

Tras el enorme éxito que tuvo el film -no sólo como indiscutible blockbuster del verano del 84, sino también convirtiéndose en una de las cintas más solicitadas en los videoclubs de medio mundo durante posteriores años, además de dar para una serie televisiva animada y videojuegos inspirados en el film- , apenas un lustro después llegaba la inevitable pero innecesaria secuela, Cazafantasmas II (1989), donde repitieron todos al servicio de un producto cuasiprefabricado, con interesantes pinceladas en el guión -ese aterrador espíritu atrapado en un cuadro del Museo de Arte, la niñera fantasmal sobrevolando los cielos, el Titanic llegando a puerto- pero pocos momentos para la espontaneidad y demasiados excesos -el río de mocos, la tostadora bailarina, la Estatua de la Libertad… ¡caminando!- .

Durante los últimos treinta años, las carreras de todos los integrantes del equipo cazafantasmas han transcurrido por sendas bien diferentes y con dispares fortunas. […] Ahora que llega el controvertido reboot femenino, os animo a que desempolvéis esta magnífica, descacharrante y entretenidísima comedia con un cómplice guiño y al grito de: «¿A quién váis a llamar? ¡Cazafantasmas!»

* Este reportaje original fue escrito y publicado por Isra Calzado López el 7 de junio de 2009 para la web del programa radiofónico “Esto es espectáculo” de Cope Guadalajara, y se ha preferido recuperar prácticamente íntegro -salvo ligeras modificaciones temporales- para esta página web.

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