Un juguete roto

popular-tv-clm-logoEl pasado viernes 11 de diciembre, Popular TV, medio en el que trabajé durante algo más de seis años, anunciaba en un comunicado el cese de sus emisiones debido a «triquiñuelas legales» (sic) por parte del gobierno regional que desde el mes de mayo preside el socialista Emiliano García Page. Desde entonces he leído bastantes comentarios en las redes, algunos, creo, más atinados que otros sobre este hecho, pero no he querido dar mi opinión al respecto hasta que el cierre de la empresa no fuese, al menos, un hecho de facto, si bien es verdad que este extremo no es aún oficial.

Cierto es que hace ya más de tres años que no piso Popular y que desconozco el funcionamiento interno de sus tripas, pero hay varias cosas que me llaman poderosamente la atención en esa nota de prensa remitida desde el medio. De entrada, que no esté firmada por la dirección, o los trabajadores, o de manera conjunta. Me pregunto: ¿todos los que hasta hace una semana formaban parte de la plantilla de este medio, ya fuesen empleados o directivos, suscriben todas y cada una de las palabras que aquí están puestas en negro sobre blanco? Me choca igualmente que un medio peridístico cometa fallos gramaticales -atentos a ese «porque» en vez de «por qué» de la antepenúltima línea- , lo que me hace suponer una cierta premura e ímpetu a la hora de redactar este escrito, lanzado apenas unas horas después del apagón.

Pero por encima de esos detalles están los principales argumentos que esgrime Popular en su defensa y que, a mi entender, son como poco discutibles:

1.) Admiten que deben una mensualidad a Telecom -una entidad a la que califican como «monopolio»– , y que esa es la excusa que ha servido al Gobierno de Page -la Junta participa en esta empresa de telecomunicaciones- para censurarles en plena época electoral, cercenando así una «libertad de expresión» que, según ellos, «está de luto». Aun creyéndome -haciendo un gran acto de fe, lo admito- lo de que solo deban un recibo a Telecom –algunos medios ya hablan de dos impagos– , obvian sin embargo algunos datos ciertamente interesantes:

  • ¿A cuánto asciende dicha deuda? No lo dicen. Según Telecom, supera los 350.000 €.
  • Omiten también que, en su momento, recibieron por parte de ese mismo gobierno regional -mientras lo presidió la popular María Dolores de Cospedal- más de dos millones y medio de euros de dinero público en contratos publicitarios, un jugoso montante que destapó en su día ElPlural.com al que hay que sumar los 200.000 € que el mismo medio recibió por parte del Ayuntamiento de Guadalajara por hacerse cargo del polémico ’30 días’ y de la retransmisión de los plenos municipales durante 18 meses. Y eso sin contar lo que la Diputación haya podido inyectar también en publicidad. Es decir, que, en el momento más duro de la crisis, con la administración Cospedal cerrando escuelas rurales, mermando escandalosamente el gasto en atención social y a la dependencia, recortando de manera brutal los presupuestos para Educación y Cultura y condenándonos al austericidio, un medio, un solo medio de comunicación, se llevó a la huchaca alrededor de tres kilitos de (insisto) dinero público. Creo que lo mínimo que se le puede exigir a quien tanto ha recibido del erario es que tuvieran las cuentas sin un solo número rojo, con todos sus pagos al día, ¿no?
  • Siguiendo con lo anterior, ¿a dónde ha ido a parar ese dineral? ¡Que son tres millones! Para los que aún calculan en pesetas, casi quinientos kilos. Una lotería, vamos. Por mi experiencia, ya os digo que no se han invertido en sueldos dignos para sus trabajadores -que cobraban muy por debajo de su categoría profesional- , ni tampoco en mejorar la infraestructura técnica: en su expansión territorial la habrán ampliado los medios, sí, pero ya contaban con platós y equipos en Guadalajara, epicentro de la emisora, y ni siquiera se molestaron en pasar del vetusto formato 4:3 al panorámico 16:9 que todos tenemos ya en nuestras casas. De emisiones en HD, ya ni hablamos.
  • Si todo se reduce a una simple cuestión de impagos -tal y como se deduce de la nota bajo la argumentación conspiranoica que la envuelve- , ¿por qué no abonan ipso facto lo que deben y asunto arreglado? Sería la mejor manera de demostrar que son solventes, que no había mala fe y que tan solo ha sido un desafortunado patinazo administrativo. Sin embargo, esa opción ni la contemplan, y hoy, casi una semana después de los hechos, parece ya una quimera que siquiera lo consideren.
  • Popular contraataca argumentando que «la televisión autonómica mantiene desde hace meses una deuda con esta misma empresa [Telecom] que se cifra en millones de euros y no la apagan», una versión a la que que rápidamente se han sumado algunas voces del Partido Popular. Ir de acusica ante lo mal que lo hacen otros para desviar la atención de tu mala gestión es una estrategia infantil; por otro lado, creo que los populares, con todo lo que se está destapando en torno a su amigo Nacho Villa, igual deberían guardar cierto silencio prudencial tras dejar, entre sus muchas herencias, una RTVCM bien endeudada en lo económico y con unos índices de audiencia y credibilidad bajo cero.
Comunicado de PTVCLM. Sacad vuestras propias conclusiones.

2.) Popular TV se califica a sí mismo como un «medio independiente». El periodista Óscar Cuevas lo clavaba hace unos días con un certero comentario en Facebook: este siempre ha sido un medio dependiente del PP, afirmación que suscribo completamente, y cuyas cuentas cuadraban -o al menos eso parecía- gracias al calor de los dineros públicos. Esas inyecciones fueron las que auparon a esta tele local a convertirse en medio regional y a diversificar sus áreas de actuación -con diversos libelos disfrazados de periódicos de todos conocidos- , pero también la convirtió en un fiel altavoz propagandístico al servicio de unas siglas y de un lado político determinado. Ojo, no confundir esto con la línea editorial: un medio tiene todo el derecho del mundo, faltaría más, a opinar más a favor de unos y menos de otros. Pero para ser de verdad independientes deberían haber dado voz tanto a los que han aplaudido la gestión del PP como a los que han sido críticos, y argumentar a partir de ahí.

Durante el tiempo en el que yo trabajé allí (2006-2012), la línea de este medio era bastante evidente, pero al menos en las cuestiones de calado o de interés vecinal se intentaban guardar las apariencias; sin embargo, durante esta segunda etapa, y por poner un ejemplo que conozco de primera mano, esta televisión nunca invitó a los Amigos del Moderno a explicar sus movilizaciones en la puñetera calle contra el cierre del céntrico teatro capitalino –sí estuvo, sin embargo, Marcial Marín para aseverar que «estaría encantado de recibir a los Amigos del Moderno» … cosa que jamás hizo en sus cuatro años como consejero de Cultura- . A esta asociación, como a otras muchas agrupaciones sociales y ciudadanas también muy críticas con la gestión de lo público, nunca se les dio pábulo en los programas e informativos de Popular TV, mas al contrario, todo eran alabanzas hacia la administración y a ensalzar las virtudes y logros de Cospedal y sus correligionarios.  Menudo concepto de la «independencia».

Pero es que, además, tal y como recoge ABC en su edición digital de Castilla-La Mancha, «Telecom indicó que la suspensión del servicio por este impago se produciría el 11 de diciembre, a menos que se produjera el pago de la deuda antes de ese día» en sendos comunicados a Popular TV fechados el 23 de noviembre -mediante burofax- y el 4 de diciembre. A los telespectadores puede haberles pillado a contrapié; a los gestores de la cadena, por mucho que protesten, no.

Este es un hecho que, sinceramente, preveíamos dentro del gremio que iba a ocurrir más tarde o más temprano, sobre todo tras aquel interesantísimo debate en torno al periodismo alcarreño del 15 de marzo de 2014. Vale, quizá el apagón ha sido algo súbito, pero era más que evidente que este proyecto podía tener fecha de caducidad cuando los jefes jefazos de Popular TV hicieron órdago a la grande a favor de una sola carta (la del PP). Les podía haber salido bien: cuatro años más de cospedalismo hubieran supuesto otros tantos más de supervivencia para esta televisión. Pero llegaron las elecciones autonómicas de 2015, su apuesta le salió rana y era de esperar que, de cara a los próximos presupuestos regionales, les cerraran, si no de manera total, sí muy significativamente el abundante grifo económico con el que se venían abasteciendo de manera flagrante.

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Foto de mi etapa en Popular TV, antes de ser considerado ‘conflictivo’.

Casualidad o no, todo esto coincide con la reciente publicación de un demoledor informe de la Asociación de la Prensa de Madrid según el cual entre 2008 y 2015 han desaparecido 375 medios de comunicación y se han destruido cerca de 12.200 empleos en el sector, además de hablar de presiones políticas, falta de imparcialidad, reducción de salarios, etc., entre otros vergonzosos datos. No es la libertad de expresión lo que está de luto: es la dignidad de una profesión que entre unos y otros, por acción u omisión, la estamos socavando.

Profesionalmente, me resulta muy triste que desaparezca un medio al que le dediqué durante unos años bastante más de lo que mi contrato como operador de cámara me exigía, y personalmente es doloroso saber que alguna amiga que todavía tenía por allí se vaya a quedar en la calle. Los curritos, como siempre, serán los paganinis de tan nefasta gestión empresarial; los dueños, os lo aseguro, no van a pasar hambre. Pero, sin hacer leña del árbol caído ni hacer ningún tipo de vendetta personal, sí que recomendaría un pequeño ejercicio de relexión y autocrítica a quienes llevaban las riendas periodísticas de Popular TV y que se pregunten a sí mismos en qué han podido fallar ellos. Igual encuentran respuestas que les ayuden a encarar futuros proyectos profesionales desde otra perspectiva.

No veáis solo la paja en el ojo ajeno. Os lo dice el Conflictivo.

«Primero vinieron a buscar a los comunistas, y yo no hablé porque no era comunista.

Después vinieron a por socialistas y sindicalistas, y yo no hablé porque no era lo uno ni lo otro.

Después vinieron por los judíos, y yo no hablé porque no era judío.

Cuando finalmente vinieron a por mí, no había nadie más que pudiera protestar.»

Martin Niemöller, ‘El Camino’

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