Se acabó el juego

Hoy, sábado 16 de diciembre de 2023, deberíamos estar celebrando Yebernalia.

Las puertas del CDM Valdeluz ya se hubieran abierto y los más tempraneros ya estarían apuntándose a los primeros talleres, curioseando por los stands u ocupando las primeras mesas de la ludoteca en busca de las novedades del año o de aquél juego que tanto disfrutaron otras veces y que los Reyes Magos se olvidaron de llevar a casa.

Los roleros ya estarían embarcados en cada una de sus respectivas aventuras.

Y, desde luego, no faltarían los más emprendedores que ya estarían mostrando y explicando, muchos de ellos por primera vez, ese nuevo juego, aún en fase de prototipo, con el que sorprendernos a pequeños y mayores.

Sí, a estas alturas el ambiente ya sería el propio de esta fiesta prenavideña, con la habitual banda sonora de risas, reencuentros y críos corriendo de un lado para otro, tal vez en busca de pistas y pruebas de la habitual gymkana mágica o para no llegar tarde al escape-room de la planta superior. Otros, seguro, ya estarían probando el nuevo circuito gigante de slot construido para la ocasión. Y no faltarían los que ya estuviesen pintando sus propias miniaturas o aprendiendo los primeros pasos para dibujar anime. Y todos, estoy seguro de que todos, se acercarían una y otra vez al puesto de información preguntando a qué hora será el momento para decorar y saborear cupcakes.

No solo era habitual ver en esta cita a nuestros vecinos de Yebes y Valdeluz: gente de Guadalajara, Madrid, Toledo, Alicante o Asturias ya eran habituales en Yebernalia. Familias enteras con toda la ilusión del mundo para disfrutar de este día. Y todas ellas, sin excepción, comprando su entrada solidaria y trayendo sus bolsas de alimentos para contribuir con la causa.

Eso era, en resumidas cuentas, Yebernalia: una cita anual de diversión y juegos para todas las edades que compartíamos antes de las fiestas de Navidad. También un día de reencuentros en el que hasta Papá Noel, por qué no decirlo, podía encontrar alguna idea de última hora. Y un acontecimiento que, después de cuatro ediciones en cinco años (recordemos que en 2020 no pudo realizarse por las restricciones Covid), se había convertido en un referente con personalidad propia dentro del mundillo de las ferias y eventos relacionados con el ocio alternativo y los juegos de mesa.

Todo eso, como digo, es lo que deberíamos estar celebrando hoy. Pero a ojos vista de todo el mundo, resulta evidente que la realidad es otra cosa. En mayo hubo cambio de gobierno municipal, y a los nuevos gerentes se ve que esto del ocio y los juegos no les va mucho. Entiendo que para gustos, los colores. Pero cuando tienes algo que funciona, que da visibilidad al municipio, que beneficia de manera directa a las personas y comercios de la ciudad, destruirlo simplemente porque nació a iniciativa de tu rival político en las urnas es como poco mezquino. Porque si no, ¿qué explicación tienen para eliminarlo? A día de hoy, evidentemente, no hay ninguna versión oficial.

Vamos a especular un poco. Puedo presuponer que Yebernalia le pudiera parecer un evento “caro” al nuevo Ayuntamiento. Desde fuera, y simplemente con las cifras en la mano, pudiera parecer que sí, ¿verdad? Permitidme entonces que ponga un poco de luz, en forma de números, ante esta falacia:

Yebernalia recibía de media casi mil visitantes por ocasión. Gente, como he dicho, llegada de diferentes rincones de toda España. Eso, traducido en números, suponía de manera directa una recaudación en torno a los 1.000 € que se donaba íntegramente a diferentes ONGs: Payapeutas (Payasos del Hospital de Guadalajara, 2018), APANAG (Asociación de Padres de Niños Autistas de Guadalajara, 2019), ALE (Asociación Española Contra la Leucodistrofia Infantil, 2021) y Liebre (Asociación de Altas Capacidades, 2022). Y de modo indirecto, pero muy beneficioso para nuestra hostelería local, cerca de un millar de asistentes que copaban mesas, espacios y terrazas de nuestros bares y restaurantes hasta colgar el “aforo completo” en todos ellos. Un cartel que, por supuesto, hoy no veremos.

Sigamos con las cifras: entre 300 y 360 kg. de alimentos no perecederos recogía Cáritas Valdeluz en cada ‘Operación Kilo’ dentro de un espacio que reservábamos específicamente para ellos. La Asociación de Voluntarios de Valdeluz también era un habitual, organizando un pequeño mercadillo propio dentro de las instalaciones.

Unas 15 tiendas de Guadalajara y Madrid tenían stand propio a cambio de organizar una o varias actividades a sumarse dentro de la treintena que ya ofrecía el propio programa de Yebernalia. Juegos, merchandising, regalos artesanos… no faltaba de nada y raro era que alguien pasara por allí sin llevarse uno o varios artículos. El éxito era tal que muchos comercios, lamentablemente, se quedaban fuera por falta de espacio.

Y no olvidemos lo mollar: los juegos de mesa. Con nuevas incorporaciones año tras año, la ludoteca sumaba ya más de 150 títulos (que hoy estarán en la biblioteca, en el mejor de los casos, o cogiendo polvo en algún almacén municipal) entre propuestas para niños y adultos, recién llegados o expertos, además de rol, torneos etc., sin contar la zona de juegos gigantes infantiles y los prototipos que he mencionado antes.

Todo esto era posible gracias a las editoriales, entidades, proveedores, asociaciones y personas que trabajaban y colaboraban con la organización (entre 60 y 75 contando voluntarios, demostradores, monitores y coordinadores) para hacer posible Yebernalia tras muchos meses de trabajo, organización, preparativos, etc. Me vais a permitir que no les cite explícitamente porque no quiero dejarme a nadie fuera por olvido, pero no hay más que buscar los carteles de las cuatro ediciones celebradas para saber cuánta gente había apoyando esta aventura.

Una aventura que, como digo, ha llegado a su fin gracias a los designios políticos de quienes hoy gobiernan en Yebes. Quiero pensar que esto no es un adiós prematuro sino un parón temporal y sobrevenido. Pero por mi experiencia os digo que un año en blanco es un año perdido y costará mucho, muchísimo, que Yebernalia pueda volver en un corto plazo de tiempo como si nada hubiera pasado. Tocará reconstruirlo desde cero. Y cuanto más tiempo pase, más difícil será el regreso.

“Nada hay más terrible que una ignorancia activa”, dijo una vez un poeta.

Tal vez la eliminación de Yebernalia 2023 sea fruto del desconocimiento de quienes nos hoy nos rigen. Pero tiempo han tenido de informarse de lo que cuesta Yebernalia y de lo que va a suponer cargarse este evento tanto en lo tangible como en lo inmaterial.

Hoy lo echamos de menos.

Mañana, creeremos que Yebernalia solo fue un sueño pasajero.

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