Me resulta del todo incomprensible no ya el éxito de los libros de E.L. James ni la expectación creada en torno a la versión cinematográfica firmada por Sam Taylor-Johnson, sino el hecho de que una obra tan perversamente misógina como Cincuenta sombras de Grey (2015) se haya convertido en todo un alegre hit, como si no importara el hecho de que eleva a la categoría de mito sexual a un individuo que tiene todos los rasgos típicos de un acosador… [leer crítica en Cultura En Guada].