Resumen cinéfilo de 2015

La originalidad ante todo, y, dadas las fechas en las que nos encontramos, ¿qué puede haber más típico que los dulces navideños, los papás noeles colgando de las terrazas o los incesantes villancicos en los centros comerciales? Exacto: el balance de fin de año con las inevitables listas con lo que más y lo que menos nos ha gustado.

Y como esto es algo que ya había hecho en años anteriores en este mismo blog, 2015 no iba a ser menos. Aquí tenéis, de entrada, las mejores películas que me he podido ver estrenadas en España (por ello no os extrañe que haya títulos de 2014) durante los últimos doce meses:

  1. B, de David Ilundáin: porque es de rigurosa actualidad, porque no tiene pelos en la lengua, porque expone las cosas tal y como son, porque se ha levantado con el tesón, el apoyo y el esfuerzo de profesionales y aficionados y sin ninguna subvención institucional, porque cuenta con dos actorazos (Pedro Casablanc y Manolo Solo) en estado de gracia… porque en los tiempos en los que vivimos, resulta ser un título sencillamente imprescindible para poder comprender la España de hoy y a los que nos han gobernado (y pretenden seguir haciéndolo) sin ningún tipo de escrúpulos.
  2. Truman, de Cesc Gay: dramática y a la vez divertida, este retrato lleno de autenticidad nos enfrenta a un importante dilema vital y, a la vez, es todo un canto a la vida, al perdón y a la amistad. Después de varios desencuentros, por fin le cojo el punto a Cesc Gay. Increíbles Ricardo Darín y Javier Cámara, por cierto.
  3. Mommy, de Xavier Dolan: todo un descubrimiento gracias al Cineclub Alcarreño. Una producción canadiense de formato extraño y con un reparto completamente desconocido que se revela como una joya apasionante y contundente sobre la juventud y las relaciones familiares en un distópico pero cercano -y terriblemente verosímil- futuro. Su selección musical compone, para quien esto escribe, la mejor BSO del año.
  4. Nightcrawler, de Dan Gilroy: una pesadilla terrible no solo en las formas -con esa fotografía urbana y tenebrista, casi siempre nocturna- sino en el fondo, relatándonos la vida de un carroñero sin moral que, cámara en mano, graba todas las atrocidades que se suceden en la ciudad para luego venderlas a las cadenas locales ansiosas de ganar con lo que sea la batalla de las audiencias. Impresionante Jake Gyllenhall, injustamente olvidado en los Oscar de Hollywood.
  5. La familia Bélier, de Eric Lartigau: mejor suerte en taquilla debería haber corrido esta deliciosa cinta erróneamente vendida como una comedia ligera. Bajo su envoltura de drama familiar, La familia Bélier nos habla de la comprensión, la madurez, superar los obstáculos, las ilusiones, las metas… en definitiva, nos habla de la vida y nos deja un poso melancólico y a la vez optimista en el alma.
  6. Pride (Orgullo), de Matthew Warchus: otro film pequeñito en sus pretensiones pero enorme en su mensaje que también, injustamente, pasó casi desapercibido por nuestra cartelera. Las primeras manifestaciones públicas del orgullo gay en la puritana y muy conservadora Inglaterra de los primeros años ochenta del pasado siglo son en realidad la excusa para contarnos este cuento sobre la amistad, los derechos civiles y el regocijo de vivir la vida más allá de los estúpidos prejuicios. Divertida, entrañable y llena de valores.
  7. Star Wars: El despertar de la Fuerza, de J.J. Abrams: vale que el guion es sospechosamente parecido al de La guerra de las galaxias (George Lucas, 1977), pero tras el fiasco mayúsculo que supusieron las precuelas, Abrams ha recuperado el espíritu aventurero, juvenil y gamberro que fueron la seña de identidad de la trilogía original. Estupenda combinación entre los nuevos personajes y los clásicos veteranos y una simbiosis casi perfecta entre los FX de antaño -maquetas, muppets, decorados- y un CGI muy sutil. Todo un acontecimiento para varias generaciones de espectadores.
  8. Ex Machina, de Alex Garland: es curioso que dos de los actores de la nueva Star Wars -Domhnall Gleeson y Oscar Isaac- coincidieran unos meses antes en otra cinta de ciencia-ficción mucho más modesta y con menores pretensiones comerciales: en Ex Machina se da un nuevo giro de tuerca al clásico relato sobre la robótica, y cada personaje encarna dos visiones diferentes para una misma creación mucho más imprevisible de lo que cabría esperar. Alicia Vikander, actriz del año.
  9. El puente de los espías, de Steven Spielberg: el maestro sigue en su (loable) empeño de regalarnos de cuando en cuando un nuevo capítulo sobre la Historia de la Humanidad en el siglo XX. Dos relatos concadenados y entrecruzados en una misma película y un mismo trasfondo: el alzamiento del Telón de Acero y la tensión nuclear, al borde del holocausto, entre dos grandes superpotencias antagónicas. El ruso Mark Rylance, todo un descubrimiento: ¿de dónde ha salido este veterano actor?
  10. Del revés (Inside Out), de Pete Docter y Ronnie del Carmen: hasta el último momento he dudado entre esta y la muy estimulante propuesta marciana de Ridley Scott, pero finalmente me he decidido por la penúltima obra de Pixar por varios motivos: incluir alguna cinta de animación, aplaudir su más que loable y educativo mensaje -en las formas y en el fondo- para los espectadores más jóvenes y, sobre todo, contener la mejor escena del año, aquella en la que, en plena discusión familiar, nos introducimos también en las mentes de los padres de la joven protagonista. Delirante, antológica.

He mencionado a Marte (The Martian) como cinta que bien podría haber estado en esta selección: igualmente, por muy poco, se quedan fuera Calvary, de John Michael McDonagh; A cambio de nada, de Daniel Guzmán; y Felices 140, de Gracia Querejeta. No estarán entre lo más sobresaliente, pero películas como El desconocido, de Dani de la Cámara; Requisitos para ser una persona normal, de Leticia Dolera; Babadook, de Jennifer Kent; o Atrapa la bandera, de Enrique Gato, tenían algunos detalles interesantes. Y con Perdiendo el norte, de Nacho G. Velilla, y Jurassic World, de Colin Trevorrow, pasé entretenidas sesiones de cine palomitero, que era lo que pretendían. Pues bien, entonces.

No me detengo demasiado entre las que me han producido indiferencia o que ya casi las he olvidado, aunque debo decir que de Alejandro Amenábar (Regresión) y de Clint Eastwood (El francotirador) esperaba bastante más.

Y vamos con lo más triste, lamentable, aburrido o sobrevalorado de este 2015 que se nos va. A pocos días de estrenar el año llegaba a nuestras salas la premiadísima Birdman, una cinta construida sobre un curradísimo plano-secuencia y poco más. Sé que me voy a llevar palos, pero lo digo como lo siento: la oscarizada película de Iñárritu me pareció un bodrio pretencioso sin pies ni cabeza. Dos horas de mi vida perdidas. Qué le vamos a hacer. Pero esta no fue la peor: tonterías como Pixels, de Chris Columbus; y Chappie, de Neill Blomkamp, junto con el absurdo remake en imagen real de Cenicienta perpetrado por Kenneth Branagh, o la inesperadamente aburridísima Into The Woods, de Rob Marshall, han quedado muy cerca del podio que finalmente han copado la supuesta broma -o no sé cómo había que tomársela- que proponía Alexandre Aja en Horns; la estérilmente polémica The Interview, de Evan Goldberg y Seth Rogen; y, como gran campeona, ese deleznable y misógino alegato a favor del acoso personal y sexual que es Cincuenta sombras de Grey, de Sam Taylor-Johnson, no solo lo peor de la temporada sino uno de los títulos más vergonzosos que han pasado por las pantallas.

Ahora ya solo queda poner el listado a cero y esperar a ver qué nos encontraremos durante el inminente 2016.

¡Feliz cine!

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